Hace unos días, en video-comentario, hacía alusión a la iniciativa presentada por la diputada Anilú Ingram Vallines para castigar el Acoso Callejero. Externaba mi beneplácito por ello, aunque no dejaba de lamentar que el Acoso Laboral y Sexual en dependencias de Gobierno del Estado era latente por voz de mujeres que allí laboran.
Entre las quejas que recibí está la siguiente: si una mujer se queja por “no aceptar” el acoso laboral y/o sexual, es considerada “Conflictiva”.
La solución a este “problema” muchas de las veces lo resuelven por tres vías:
1.- Mandando a la “conflictiva” al Archivo del Estado.
2.- Mandando a la “conflictiva” a oficinas de Gobierno ubicadas en Arco Sur, de Xalapa…
3.- Mandando a la “conflictiva” hasta la Editora de Gobierno…
Ahora sí, dependiendo de lo “Conflictiva”, se le da distancia al “Problema”.
Igual un funcionario me confesaba que cuando el Jefe anunciaba su visita a una de las tantas oficinas de la Delegación que él representa, ese día se agendaba que la empleada o empleadas más bonitas de la oficina de plano no se presentaran, que se tomaran el día… ¿a quién le hacen el favor? ¿al jefe o a la empleada o a ellos mismos? El asunto es que “no le echara el ojo” a la dama.
Historias como éstas no están sujetas a siglas, a partidos, a colores… no… están sujetas a personas que se enferman de poder y las combinan con sus frustraciones personales…
El asunto es que tras estos comentarios, hubo uno que me llamó la atención y que va de Radio Televisión de Veracruz a la Fiscalía General del Estado… ¿en qué sentido? En dos:
1.- Que no siempre se aleja a la víctima, sino al victiMario…
2.- En la siguiente pregunta que lanzaron: “¿Cómo se puede hablar de Justicia cuando en la misma Fiscalía, uno de los empleados de Verónica Hernández está acusado entre otras cosas, por acoso?”
Insisto: el acoso no está sujeto a siglas, colores o partidos… está concentrado en cada individuo, en su actitud en el poder y en su psique…
Bienvenida la iniciativa de Anilú Ingram contra el Acoso Callejero… ojalá que el Laboral y Sexual que en esas oficinas atosiga en su mayoría a las mujeres, las unidades de género, los jefes, los contralores, las autoridades se lo tomen más en serio y se deje de ver a la víctima como un “Problema”, como una “Conflictiva” a la que hay que alejar de su lugar de trabajo o darle el día, mientras el lobo anda ahí.