Por Edgar Hernández*
Tiene razón Cuitláhuac García al asegurar que en Veracruz no habrá dedazo.
Habría que agregarle que ni encuestas patito que confundan, ni unidad en Morena en el proceso de selección en favor de un candidato de unidad para la gubernatura 2024-2030 y mucho menos respaldo ciudadano.
Después de observar las divisiones, el encono y la lucha sin cuartel entre las tribus en donde queda claro que Palacio Nacional perdió el control de las hordas chairas en Veracruz, asoma la oportunidad de la alternancia.
Y es que por un lado se mueven los rabiosos como Gómez Cazarín, en defensa Rocío Nahle por mandato del gobernador, mientras por el otro los millonetas de Gutierritos, auspiciados por la corriente Ebrard, no dejan un minuto en favor del posicionamiento del vendedor de sueños.
En tanto y en paralelo, en el ámbito aldeano, los cacalovers locales confían en que el Peje permita que la sucesión se decida desde adentro o que al menos autorice que un veracruzano –no una de Zacatecas o un oportunista como Sergio Gutiérrez Luna, quien nunca vivió en esta tierra- sea el candidato.
Como sea, el escenario es sombrío.
Y es que Cuitláhuac, después de lo acontecido el pasado fin de semana en donde Gutiérritos aplastó a Nahle en Minatitlán, está que no le calienta ni el frente frio número 34.
Sabe que si le falla a Rocío le está fallando al presidente y fallarle es firmar su sentencia de muerte ya que de cara a la realidad solo carga con el desprecio ciudadano, ser por tres años el segundo peor gobernador con aceptación nacional, estar marcado por el signo de la corrupción y el nepotismo y permitir el asentamiento de siete cárteles delincuenciales y no uno –el Cartel Sinaloa- como se le ordenó desde el centro.
Triste pues la calavera de Morena en Veracruz.
Los enanos del circo le crecieron, la gata –Gutierritos- a quien no conocen ni reconocen el Peje ni el Cuícaras, les salió respondona y la plaza se convierte en la mejor oportunidad para la alternancia.
Anima a la unidad, la alianza, el inminente despunte de la oposición partidaria.
Anima la propuesta de un candidato de unidad y entusiasman las condiciones para la gestación de un candidato ciudadano al que eventualmente se abracen PRI-PAN-PRD y Movimiento Ciudadano, actualmente en diálogo, al tiempo que se abre un rayo de esperanza por el anticipado desgaste de Morena.
A tres años del proceso sucesorio, Veracruz se ha convertido en una arena donde la chairiza escenifica una batalla campal, una lucha de todos contra todos. Es la pelea de los imbéciles en donde imposible que un inteligente gane porque no existe uno solo en esa pandilla de rapaces.
Por lo pronto velan armas gente de respeto y reconocimiento como Juan Manuel Diez, Pepe Yunes, así como el propio Ricardo Ahued, advenedizo de Morena, a quien nunca los radicales encabezados por Cuitláhuac García le darían el paso y muchos menos el presidente se arriesgaría a una fractura total de Morena en Veracruz.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo