martes, noviembre 5, 2024

Seguro que algo les saben…

Opiniones y Comentarios

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Solo hace un par de días, en relación a los gobiernos autoritarios -a los que prefiero en vez de esta bola de demócratas- comentaba con mis tres amables lectores, en este mismo espacio, ¿cómo puede controlarse a una bola de salvajes que lo mismo matan por un celular, o evaden impuestos?…

Lo que, por cierto, me valió acres comentarios del respetable; que se suman a los de ayer, porque opiné que La Madre Naturaleza es más importante que toda la humanidad junta.  Pues hoy agrego, que toda la humanidad, con sus dioses, profetas y charlatanes -pasados, presentes y futuros- es menos importante que una sola abeja…

Maravilloso animalito que lleva vida por donde quiera que va.  Y los seres humanos, hacemos exactamente todo lo contrario, donde quiera que ponemos un pie, sembramos destrucción y muerte…

Pero no siento desprecio por la humanidad, como me califican.  Siento desprecio por la enfermedad, por el mal que lleva a las personas a realizar incalificables actos como el de Querétaro; a menos que se entienda que solo un enfermo puede reaccionar de esa manera tan fuera de control…

A tal grado, que a los niños que fueron a disfrutar un domingo con sus padres, les quitaban las camisetas de su equipo, y así la turba no los fuera a agredir.  Los niños ya no están seguros ni en las calles, ni en los estadios deportivos, ni en las iglesias…

Siquiera allá en Ucrania se pelean por principios.  Equivocados o no, pero pelean por algo, sin duda más trascendente que un partido de fútbol.  ¿Y ésta es la humanidad que quieren salvar? ¡No me cuenten!  ¿Para qué? Antes no se los comieron…

Ciudadanos capaces de matarse, ya no por un celular, sino ¡¡por una jugada en la cancha!! Discúlpenme.  Siempre he creído que no somos los únicos en El Universo; pero acciones como esta de Querétaro, deja en claro el por qué no llegan a visitarnos los extraterrestres…

Le pido al amable lector, que por un momento se convierta en extraterrestre, de dónde prefiera, pero va llegando a La Tierra y lógicamente primero echa un vistazo para ver que hay y dónde aterrizar.  Y ¡ve esto!…

Que como salvajes se medio matan ¡por un partido de fútbol!; pues se regresan.  Y ya veo al señor Presidente allá en La Corregidora vestido de árbitro silbante, repartiendo abrazos, no trancazos…

Pero eso no habría pasado en Corea del Norte, donde el que se atreve a perturbar el orden público, ya tiene para rato.  Se quejan, quienes han ido por allá, que todo el tiempo son abiertamente vigilados.  Los que llegan de fuera y los de adentro.  A todo mundo vigilan.  ¡Hombre! Aquí ya quisiéramos que nos vigilaran…

Menos hubiera pasado en Japón, donde, al terminar un partido, no necesita entrar el servicio de limpieza, el estadio queda igual como cuando llegaron.   Y aquí, en su lugar entran las ambulancias y el MP…

El escándalo le ha dado la vuelta al mundo y ha desplazado con sus crudas imágenes a la guerra en Ucrania.  Y aunque la rusofobia sigue prevaleciendo. En cuanto se sepan las sanciones -porque parece que ahora todo se arregla con sanciones- regresarán a las primeras planas los bombardeos de la aviación rusa y la derrota inminente de lo que va quedando del otrora poderoso ejército ucraniano.

Cambiando de tema…

No deja de ser curioso que el sexo “débil” es de temer cuando se unen; y que la marcha para el día de mañana, anunciada por los grupos feministas, hará que se cierren y blinden negocios y monumentos a su paso; y que tengan que ser custodiadas por 3,000 mujeres policías.  Pero por algo ha de ser, seguro que algo les saben.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

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