Veo entre las fotos que subieron los priistas con motivo de la celebración en Xalapa de su aniversario 93 (saludos especiales a don Carlos Brito Gómez, por todos estos años) una en la que aparecen, muy contentos como debe ser, los distinguidos militantes Iraís Morales Juárez, Lorena Piñón y Ponciano Vázquez Parissi.
Iraís Morales es actualmente la Secretaria de Finanzas de Comité Estatal y ha ocupado puestos relevantes en gobiernos emanados del tricolor, así como en la Legislatura local y en la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Fue candidata a la alcaldía de Tantoyuca y tiene una larga lista de carteras dentro del priismo.
Lorena Piñón Herrera es priista desde antes de que pudiera caminar, prácticamente, y su historia dentro del partido revela una larga serie de trabajos voluntarios que iniciaron con el reparto de volantes de mítines y culminaron con una importante cartera en el CEN. Actualmente es una reconocida diputada federal, que dignifica a la oposición desde la Cámara federal.
Y Ponciano Vázquez Parissi fue Secretario General del Comité Directivo Estatal y ganó para el PRI la pasada elección municipal de Cosoleacaque, en donde se desempeña como uno de los alcaldes tricolores más reconocidos de la entidad.
Bien, pues en la foto aparece con esos tres militantes distinguidos, como dijimos, un personaje que perteneció al PRI, pero que por vergüenza no debería placearse en eventos del partido al que abandonó.
Ahí le vemos la cara, igual de sonriente como si fuera un cuadro ilustre o notable, a un individuo que responde al nombre de Guillermo Franco Vázquez, quien aparenta que está tan feliz como sus vecinos de la foto, aunque él no tendría por qué estar celebrando.
Y no tendría que estarlo porque no es priista. O cuando menos no lo era el año pasado, porque fue el candidato del PRD a la presidencia municipal de Altotonga, en una elección que perdió horrorosamente ante el actual munícipe, Ignacio Morales Guevara, por más que le quiso jugar las contras.
No sé qué tan caradura sea este señor Franco (que no debe hacer mucho honor a su apellido), pero debe serlo mucho, porque a unos meses parece que ya dio un nuevo salto de chapulín -un chapulín colorado, en este caso-, de allá (PRD) para acá (PRI), cuando lo había dado de acá (PRI) para allá (PRD), si me entienden.
No sé qué habrá pasado por la cabeza de esas dos militantes y ese militante verdaderos del Revolucionario cuando en la foto se les arrimó el tal Memo, pero seguro que sus corazones no registraron emoción alguna.
En el caso del susodicho no hubo ningún sentimiento porque, como la cumbia, él no tiene cuerpo ni tiene corazón (priista)… aunque se coló a celebrar.