Política cero
Jairo Calixto Albarrán
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles ha logrado muchas cosas, entre ellas que la población de ardillas se pusiera en modo aeropuertópata como la dotora Dresser y el ChikiliQuadri, que ya son uno mismo y en cuyos lamentos borincanos todo les duele, menos que su Yoda, Jelipillo CaldeRón, haya dejado como máxima herencia a los mexicanos una narcoguerra, una Estafa de Luz y una barda de 500 mdp. Ardillas aeropuertópatas que fueron orilladas a sacar todo su arsenal de arrogancia y sobradez como mi Lilly Téllez, que injertada en basilisco, acusó de léperos (por no decirles descastados, macuarros y nacos, no necesariamente en ese orden) a la Cuarta transformeichon y prometió que cuando tenga su propio aeropuerto, no en el México profundo, sino a la puerta de su casa, el primer vuelo será a la tierra prometida de Canadá, donde hay estado de derecho y hasta los osos son civilizados y no son una bola de ordinarios. Acapararon vacunas contra la covid como si no hubiera un mañana, matan a garrotazos a las focas, sus compañías mineras arrasan todo a su paso y no quieren pagar impuestos como en México, tienen historias de crimen y terror con niños indígenas en escuelas católicas, pero de ahí en fuera son el ideal del humanismo civilizado.
En mi calidad de lépero y no canadiense, me acordé de la mamá de Quico cuando se dirigía a Don Ramón a punta de madrazos.
El clasismo es demasiado importante como para dejarlo en manos de clasistas de medio pelo que sin pertenecer realmente a la alta sociedad que, al imitarla de tan mala manera acaban por caricaturizar a sus patrones. Salvo Claudio XXX que se caricaturiza a sí mismo. Personajes que hablan de “nosotros los ricos y ustedes los pobres” como si fueran los dueños de Sanborns, cuando apenas le rascan a la clase media alta, sintiéndose con el derecho moral de pelusear a la muy respetable gente de Zumpango y Tecámac. Eso sí, al rato van a ir a buscarlos para pedirles el voto. Insólitas personitas como Alazraki que sacando los ojos de toro loco a lo subjefe Diego, alegaba que solo había militares en el AIFA (¿sueños húmedos con el sargento Furia?), para demostrar que sus dichos son más falsos que su color de pelo.
Si hace 20 años Fox y Castañeda, esos grandes buenos para nada, le hubieran ofrecido a mi comandante Fidel Castro unas tlayuditas, no habrían pasado las vergüenzas del “comes y te vas”.
Como no conocen la tlayuda, a cualquier coronel Sanders se le hincan.