Jairo Calixto Albarrán
De entre los estertores de la marcha #TerminasYTeVas apareció el video de la Octava en donde un joven ataviado de blanco y con un altoparlante en la mano, le tiraba gacho a la Cuarta tranformeichon y no bajaba a AMLO de dictador, con la consigna muy reiterativa de que “No nos van a callar”. El reportero le comentó que nadie lo estaba callando y que podía decir lo que quería. El chico reaccionó airadamente cuestionando al reportero sobre su medio y al saber de dónde venía lo acusó inmediatamente de populista y de vendido al gobierno. No paraba de gritar y de arengar a los marchantes que pasaban a su lado con cruel indiferencia, en algo que combina el estilo un poquito apremiante y desaforado del subjefe Diego y Lilly Téllez, para que casi casi lincharan al periodista. Y cuando estos lo ubicaron de veras parecía que le iban a aplicar la ley fuga. Afortunadamente entiendo que no pasó a mayores, pero sí dio un poquito de terror porque semejaban la porra del Querétaro.
¡Pasumecha!
Sí, la idea de que estas lindas personitas se tomen una terapia de grupo, quizá en un temazcal para exorcizar sus demonios, se hace cada vez más necesaria. Sobre todo porque en lugar de ganar adeptos lo único que van a conseguir es que la gente huya de ellos como de la odontópata Ximénez que aseguró, en una muy sólida imitación de Claudio XXX González explicando porque lo suyo es el régimen prianista, aseguró como si fuera Nostradamus que por estas fechas todos estaríamos muertos por Covid.
Quizá en el muy alterado sector opositors que se ponen peor que Loret explicando con los dientes apretados que no tiene esas leoneras multimillonarias en Miami, la Raza y varios más, podrían alivianarse dejando en paz sus temas manidos y recurrentes (la Casa gris, por ejemplo, que hasta el subjefe Diego reconoce que carece de materia jurídica para hacerla de jamón por eso) y entrarle, por ejemplo, a los desfalcos de Chiflano Aureoles en Michoacán. Una estafa medio maestra donde, dice la investigación de Milenio, se sacaron recursos públicos bajo una cubierta de Salud, para las campañas electorales que de todas maneras perdió Aureoliano Maldía. Y si se pone en relieve cuánto de todos esos desfalcos fueron a parar a los bisnes de Robertico Limonta Madrazo en materia de medicamentos, hasta se puede llegar al gran misterio de la vida y de la muerte: el financiamiento de Latinus, Loret y Brozo, el Trujillo tenebroso.
Digo, es una idea, pero ahí se las dejo de tarea.
Jairo Calixto Albarrán