HOY:

Transfuguismo político, pero no somos iguales

En la década finisecular (última del siglo XX) en nuestro país surgió un fenómeno político conocido entonces como “transfuguismo”, que consistía en el traslado de un militante priista hacia otras siglas partidistas, particularmente con dirección al PRD y en menor numero al PAN; se trataba de actores políticos priistas, insatisfechos porque su partido no les concedía la postulación a un  cargo de elección popular, y sintiéndose con convocatoria ciudadana emigraron otras siglas donde encontraron...
domingo, mayo 11, 2025
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El ansiado milagro…

Hay un segmento importante de la población mexicana que espera que la fundación de la dictadura y el secuestro del poder público asociados al proyecto mesiánico llamado "Cuarta Transformación" sean revertidos desde el exterior, específicamente por Gobierno de los Estados Unidos. Ante el desinterés, desconocimiento e incluso conformidad de la mayoría de la gente, frente al eficaz desmantelamiento del sistema republicano y la cooptación de quienes hubiesen enfrentado los abusos y las acciones retrógradas (milicia, élite económica, consorcios de comunicación), dado el descrédito, la pudrición y sumisión de las supuestas...

Cuba, con representante técnico; Maduro no y Nicaragua se bajó

Serpientes y Escaleras

Salvador García Soto

La propuesta que Estados Unidos negocia con México y con otros países de Latinoamérica, para desactivar el intento de boicot hacia la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, plantea la posibilidad de invitar a una “representación técnica” de Cuba para que la isla participe en la discusión de temas sobre la pandemia del Covid en el continente; considera “muy difícil” la presencia del gobierno de Nicolás Maduro, en todo caso podrían invitar a Juan Guaidó y sus colaboradores, y en el caso de Nicaragua ya ni siquiera se le considera tras el anuncio de la administración de Daniel Ortega de que su país no asistirá a la Cumbre.

Lo que es un hecho, nos dicen fuentes diplomáticas de México, es que el presidente Joe Biden no va a matizar su posición de restringir o negar la invitación a países “cuyos gobiernos no respetan la Carta Democrática de la Américas” y no accederá a la petición del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para cambiar su política exterior en contra de gobiernos y gobernantes que considera antidemocráticos o de plano dictaduras.

Eso ya lo sabe el presidente López Obrador, porque se lo expuso el lunes el embajador Ken Salazar, pero el mandatario mexicano pidió tiempo para analizar la propuesta y aún no les responde si está o no de acuerdo en lo que Washington considera una “salida alterna” y lo único que va a aceptar la administración Biden. Por eso, ayer que le preguntaron los reporteros en su conferencia mañanera sobre el tema de la Cumbre y su asistencia o no al encuentro continental el próximo 6 y 7 de junio, el presidente respondió con una risa evasiva: “Lo de la Cumbre lo comentamos mañana o pasado”.

Lo que sigue siendo una incógnita es cómo va a responder López Obrador al planteamiento de la diplomacia estadunidense: si acepta la presencia sólo técnica de Cuba y limitada a ciertos temas, además de la exclusión de Maduro y la autoexclusión de Nicaragua, y se presenta personalmente en la Cumbre para cuestionar en su discurso la “política antigua de Estados Unidos” que ha calificado de “excluyente y unilateral” o si, aun con los esfuerzos de Washington por tomarlo en cuenta y proponerle “salitas alternas”, el gobernante mexicano cumple su amenaza de no asistir a Los Ángeles y mandar como su representante al canciller Marcelo Ebrard.

La primera opción, una presencia personal del presidente con un discurso crítico y que defienda su bandera de inclusión y unidad del continente, es algo que le han recomendado sus asesores en política exterior y que sugieren también diplomáticos y analistas como la más positiva y menos costosa para los enormes intereses de México con Estados Unidos; la segunda posición, de hacer berrinche y desairar la Cumbre, con el envío de un representante, es lo que le sugieren y le piden los sectores más radicales de su gobierno.

El problema, si el presidente hace caso a su instinto radical, es que quedaría muy bien con el bloque de las dictaduras y con otros países de la izquierda latinoamericana, pero no así con el país anfitrión al que ya le había confirmado su asistencia y de pronto cambió para defender, con la retórica de la “inclusión, la unidad y la no división” de los países de América, la participación de tres personajes cuestionados por sus actos de represión y rompimiento del orden democrático en sus países.

AMLO ha dicho que “el presidente Biden es un buen hombre y una buena persona”, pero claramente sus actitudes y posiciones hacia el mandatario del país vecino son mucho más desafiantes y críticas de lo que nunca lo fueron hacia el gobierno de Donald Trump.

Puede que Biden no sea Trump, pero a fuerza de tanto desaire y desplante, un manotazo podría llegar en cualquier momento y de las formas menos esperadas si el inquilino de Palacio Nacional sigue estirando la cuerda en su relación con su vecino de la Casa Blanca.

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