viernes, noviembre 22, 2024

En México no pasa nada

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Con singular frecuencia se afirma, en automático repetición, que la capacidad de asombro no se supera, lamentablemente es, o pudiera ser, solo una frase a la medida de nuestros deseos conformistas porque la realidad, tan versátil como suele ser, con inusitada terquedad una y otra vez nos invita a recordar que no es así. Para confirmarlo nos invita a observar los acontecimientos del fin de semana, particularmente los referidos a los eventos políticos en donde el protagonista es el presidente de nuestro país. Para poner en contexto esa referencia es conveniente recordar que el próximo cinco de junio habrá elecciones en seis de las 32 entidades de la Federación mexicana, pero particularmente en Tamaulipas está centrada la atención, no precisamente por conocer el resultado electoral, sino porque a uno de los candidatos a gobernador le imputan estrechos nexos con el crimen organizado con indicios que lo comprueban. Como en una democracia gana -haya sido como haya sido- quien obtiene un mayor número de votos, si el señalado de tales antecedentes resulta triunfador, será quien gobierne esa importante entidad fronteriza con los Estados Unidos. Preocupante sin duda; pero es pecata minuta si lo relacionamos con la revelación de reporteros, indiscretos como suelen ser, de haber sido retenidos por civiles armados cuando se dirigían a cubrir la gira presidencial por el “Triangulo Dorado” y su paso fue autorizado no sin antes ponerles vigilancia de por medio; ojo, no Guardia Nacional ni alguna otra “fuerza del orden”, simplemente civiles armados haciendo la labor de estos. Por si no bastara para preocuparnos, al ser requerido acerca de esa eventualidad, el presidente López Obrador no le dio importancia a lo acontecido y recomendó a los reporteros no creerle “a los conservadores, eso es lo que ellos dicen, porque si ustedes le creen pueden tener problemas, me refiero a que les produzcan confusión”,  es decir, el control territorial del crimen en México es solo invención de sus adversarios. Mala señal, porque para resolver un problema la premisa fundamental es reconocer que exist, de otra manera ¿cómo?  

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