Que Claudia Sheinbaum ha sido hasta ahora la “corcholata” favorita del presidente rumbo a la sucesión, eso nadie lo duda; que para López Obrador ella es como una “hija política” a la que protege, promueve y defiende, tanto que ya en varias ocasiones ha tenido que rescatarla cuando la jefa de Gobierno se equivoca, pierde elecciones en la Ciudad de México o se enfrasca en una polémica como la de la Línea 12 y su pleito con la empresa DNV, eso también es evidente; pero lo que sucedió el jueves pasado, en una reunión en Palacio Nacional, donde el tutor político le levantó la voz a su pupila y la calló delante de medio gabinete y del gobernador Alfredo del Mazo, eso sí es algo novedoso.
La escena la cuentan al menos dos testigos directos de un momento que dicen no haber visto hasta ahora en lo que va del gobierno. El jueves al mediodía el presidente convocó a una reunión para revisar temas de infraestructura en el centro del país, desde el funcionamiento de carreteras, los aeropuertos de la Ciudad de México, Toluca y el AIFA, hasta la tan pospuesta terminación del Tren México-Toluca que dejó incompleto el gobierno de Peña Nieto y que esta administración no ha podido echar andar a pesar de faltar solo un tramo de unos cuantos kilómetros para conectarlo al Metro capitalino.
Al encuentro fueron convocados los secretarios de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O; el de Comunicaciones y Transportes, Jorge Arganis; el subsecretario de Egresos, Juan Pablo de Botton, y los gobernantes Alfredo del Mazo, del Estado de México, y Claudia Sheinbaum de la capital. Se habló de los presupuestos y los tiempos para poner a funcionar simultáneamente los tres aeropuertos del Valle de México, de las decisiones y programas que corresponden al gobierno federal y a los gobiernos del Edomex y de la CDMX, y en el análisis de la interconexión de los tres aeropuertos, el secretario de Comunicaciones presentó un informe alarmante sobre el hundimiento de la Terminal 2 del AICM, en el que, según el estudio realizado por la dependencia, esta terminal “está al borde del colapso”.
Había pasado ya el tema del aeropuerto cuando se comenzó a tratar el proyecto para la terminación del Tren México-Toluca. El presidente pidió un avance de los trabajos pendientes para terminar esa obra inconclusa del sexenio peñista y a la que se le destinarán en total más de 90 mil millones de pesos entre el anterior y el actual gobierno. En septiembre de 2020, López Obrador hizo un recorrido por los talleres de Zinacantepec, donde se terminan los trenes que correrán entre la capital mexiquense y la CDMX, y ahí se comprometió públicamente a “acelerar los trabajos para que el tren se termine e inaugure en 2022” y no en 2023 como había proyectado la SCT.
El problema es que, a punto de terminar mayo, los avances que le presentaron al presidente, sobre todo de las obras que tiene que realizar la Ciudad de México para conectar el tren desde Santa Fe al Metro Observatorio, aún presentaban mucho retraso. Y cuando el presidente preguntó la razón, la jefa de Gobierno comenzó a dar explicaciones y empezó a quejarse de que no tenía todos los recursos ni la suficiencia presupuestal para cumplir con los tiempos que se le marcaron. De acuerdo con la versión de dos funcionarios presentes, Sheinbaum “se puso un tanto intransigente” y “no quería llegar a un acuerdo”.
El presidente junto con todos los demás la estaban escuchando, pero más que explicaciones hacía reproches y justificaciones para explicar los retrasos, hasta que hubo un momento, dice uno de los asistentes, “que el presidente la paró en seco, se quitó los lentes que se pone para leer en las reuniones y volteó a ver directamente a la jefa de Gobierno a la que la interrumpió en tono cortante: ‘Eso velo con Adán (Augusto López)’”.
En el salón se hizo un silencio y todos voltearon a verse de reojo ante la evidente molestia del presidente, algunos sin poder creer que le hubiera contestado de ese modo a la que muchos ven como su favorita.
Ella se quedó con la cara sorprendida y solo atinó a responder: “Sí, señor presidente”, según los dos funcionarios que contaron lo incómodo del momento que, decían ambos, nunca habían presenciado en reuniones de gabinete a las que suele asistir como invitada regular Claudia Sheinbaum, para quien López Obrador siempre tiene un trato comedido y paciente, muy distinto a la forma en que en esa reunión del jueves pasado, prácticamente calló a la Jefa de Gobierno y le pidió que se remitiera con el secretario de Gobernación para tratar de sus peticiones y quejas.
Para los que presenciaron ese trato inédito que le dio el presidente a su pupila, esta “es una señal de que al presidente se le está agotando la paciencia” para con la doctora a la que ha apoyado como a nadie en su administración. Pero a pesar de todos los apoyos del presidente, que lo mismo la eximió de la derrota en las elecciones de 2021 en la CDMX, que la rescató del manejo de la Línea 12 al negociar con Carlos Slim un acuerdo reparatorio, sin contar que la lleva a todos sus eventos importantes lo mismo en Palacio Nacional que en sus giras por la República, hasta ahora el posicionamiento de la jefa de Gobierno en las encuestas y niveles de conocimiento no corresponde con todo el respaldo que le ha entregado López Obrador.
Tal vez es momento de que en el Palacio del Ayuntamiento revisen a fondo su estrategia y a sus estrategas, porque si con todo el apoyo incondicional y total del presidente no han logrado reflejarlo en el crecimiento de la imagen y los números de la jefa, si este exabrupto del presidente y el “Eso velo con Adán”, significa que se tambalea su reinado de “favorita”, las cosas se le pueden complicar al proyecto político de Claudia Sheinbaum.
NOTAS INDISCRETAS… El refrán de la cuña y el palo está quedando plenamente demostrado con el pleito de Caín y Abel que se traen los hermanos Moreira. Con el añadido de que entre los dos exgobernadores coahuilenses, además de sus rencillas directas e irreconciliables, se involucra también a la cuñada de uno y esposa del otro, la secretaria general del PRI y actual candidata al gobierno de Hidalgo, Carolina Viggiano. Si ya la semana pasada Humberto Moreira le había echado la sal a su cuñada y había deseado su derrota frente al candidato de Morena, Julio Menchaca, el pleito se recrudeció cuando su hermano Rubén, coordinador de los diputados priistas, le contestó públicamente y lo acusó de ser “el asesor financiero del candidato de Morena” en los comicios hidalguenses. Y ayer el exdirigente nacional del PRI, que se hizo famoso por sus habilidades como bailarín, le puso literalmente otra bailada a su hermano mayor al declarar que él y su esposa “son los reyes del fraude electoral” y alertar a los hidalguenses de que estén atentos para que “no se roben la elección”. Humberto negó ser asesor financiero del candidato Julio Menchaca, pero dijo que sí lo apoya porque lo considera la mejor opción para gobernar Hidalgo, a diferencia de su hermano y su cuñada, quienes dijo, llevaría al estado a vivir en un narcoestado: “Lo digo yo porque conozco perfectamente bien al esposo de la candidata y a la candidata y sé de lo que son capaces, de convertir a Hidalgo en un Estado lleno de balaceras, de muertos, de ejecuciones extrajudiciales, un Estado donde se robarían la tranquilidad de todos los hidalguenses, un Estado donde se fugarían los recursos que son del pueblo». Dicen que nadie se conoce mejor que los hermanos y los Moreira sin duda se conocen, pero qué feo se desconocen… Los dados mandan Serpiente doble. Mal comienza la semana.