“A mí me sobran huevos”, le dice Alejandro Moreno, presidente del PRI, al senador Manuel Velasco en una conversación privada que el primero grabó y dio a conocer como prueba que el gobierno de AMLO lo amenazó con el fin que el tricolor votara a favor de la reforma constitucional en materia energética. Pues vaya patada en esta parte blanda del cuerpo que le han propinado a Alito. Lo espiaron y, sin recato alguno, la gobernadora de Campeche se ha dedicado a publicar estos audios privados. Así el nivel de la política mexicana hoy. Canibalismo puro y duro.
Si las encuestas preelectorales no fallaron, hoy el PRI, al partido que gobernó durante más de 70 años, le quedarán dos gubernaturas: Estado de México y Coahuila. Muchos piensan que estamos observando la muerte lenta del otrora partidazo. Yo tengo mis dudas porque, desde que era joven, se viene anunciando los funerales del PRI que ahí sigue vivo.
Es cierto, el tricolor ha perdido mucha presencia regional. Sin embargo, en las encuestas hay un 17% de mexicanos que dicen que votarían por el PRI en la próxima elección presidencial (dato de Buendía&Márquez el mes pasado). Será el sereno, pero el “desahuciado” es actualmente el tercer partido con más intenciones de voto en México, sólo superado por Morena y el PAN.
A lo largo de su historia, los priistas se han sabido adaptar a las condiciones políticas del momento. Su más reciente estrategia de sobrevivencia es la alianza con el PAN y el PRD para enfrentar el vendaval de Morena.
Mucho se ha escrito, y seguirá escribiéndose, si la alianza PAN-PRI-PRD funciona o no. Con los resultados de las elecciones de ayer deberán recalibrarse la conveniencia para estos tres partidos de ir juntos en los próximos comicios de 2023 y 2024.
Por lo pronto, el gobierno de AMLO se ha ido con todo en contra del PRI y en particular de su dirigente nacional, Alejandro Moreno.
Era previsible.
Para empezar, la oposición en su conjunto le propinó una derrota dolorosísima al gobierno rechazando la reforma constitucional en materia energética. Sabíamos que se trataba de la pieza legislativa más importante para AMLO por su contenido ideológico. Necesitaban los votos del PRI en la Cámara de Diputados. Este partido, sin embargo, no se los dio.
Y, como suele suceder en la política, llegó el momento de pagar las facturas. El gobierno se ha ido con todo en contra de Alito Moreno filtrando unos audios donde el presidente del PRI queda como un corrupto, cretino, arrogante y frívolo.
Lo que me parece increíble de esta historia es que Alito no se haya cuidado sabiendo a quién tenía enfrente. Se lo había advertido Manuel Velasco, el finísimo exgobernador del partido Verde, hoy operador político de López Obrador.
A pesar de lo que dice el Presidente que ya no se espía a los adversarios, la realidad es exactamente la opuesta. Claro que se espía. Ahí están las grabaciones de Moreno dadas a conocer por Layda Sansores. Increíble que un político tan experimentado como Alito haya dicho tantas barbaridades sin pensar que lo estaban grabando. Craso error. Ya le costó muy caro.
Pero, además que el gobierno le está cobrando la factura, también es parte de la estrategia política de AMLO rumbo al 2024. El Presidente está obsesionado con romper la alianza del PRI con el PAN. Los audios de Alito presionan a los panistas a reconsiderar la conveniencia de ir con los priistas y su dirigente nacional.
Más aún, el golpe en contra de Moreno es parte de la campaña rumbo al 2024 donde AMLO no quiere dejar que crezca ningún candidato de la oposición. Ya usaron a la Fiscalía de la República para perseguir judicialmente a uno de los posibles aspirantes: Ricardo Anaya. Ahora sacan la escopeta del espionaje para tirarle a un Alito que, después de la votación de la reforma energética, quedó empoderado. La idea es descabezar a la oposición para que no haya ningún candidato viable y quede la impresión que la victoria de Morena es inevitable en 2024, un hecho consumado.
AMLO va con todo por todo en 2024. Están usando y seguirán utilizando todo el poder del Estado para ganar incluyendo el espionaje ilegal.
Increíble que una gobernadora es la que esté divulgando estos audios como si fuera algo normal.
¿Se imaginan qué hubieran dicho los de Morena si un gobernador del PRI hubiera dado a conocer grabaciones ilegales del entonces presidente morenista, Andrés Manuel López Obrador, el sexenio pasado?