El discurso se agotó, no hay nada que decir cuando el que debe escucharte no quiere entender nada de lo que digas. No solo no quiere entender, no le interesa absolutamente nada de lo que tengas que decir.
Esa es la tragedia de la oposición política en México, supongo que en buena parte del mundo es igual. Los partidos políticos se quedaron sin la materia que les da sustento, ya no tienen discurso.
Cómo renovar a un PRI si las palabras que le daban sentido dejaron de tener significado. Cómo construir un diálogo con la ciudadanía si desde el PAN solo hay gritos entre sordos. Es la tragedia de los partidos políticos en México.
No es el caso de Morena, ellos tienen los significados de palabras que se sustentan con sus propios datos. Militan los crédulos desesperados de creer cualquier mentira y las legiones de mentirosos dispuestos a desterrar la verdad por inverosímil.
Pero es justo lo que sucede en morena lo que me llama la atención, no existe un discurso sofisticado ni ideas complejas que le den sustento, solo un líder carismático que todas las mañanas se tropieza con sus propias palabras. Las grandes ideas, las luchas progresistas, los conceptos libertarios están sin nadie que las haga suyas, se encuentran en el desamparo absoluto. Ni desde el poder las hacen suyas, ni la oposición se atreve a enarbolarlas.
Son luchas muy ciudadanas que van desde igualdad de derechos, feminismo o ambientalismo; hasta conceptos un poco más complejos como: drogas, aborto, eutanasia o libertades amplias. Al poder no le interesan por parecer burguesas y clasemedieras, algo ajenas a su sentido de transformación revolucionaria. A la oposición le da miedo tomarlas, no se siente cómoda con discursos concretos que no permiten ambigüedades.
Pero el discurso ahí está, eso es lo que los ciudadanos queremos. No nos interesa una revolución socialista disfrazada de cuarta transformación nacional, lo que queremos es hablar de lo que nos interesa.
Si la oposición política en México le interesa construir su futuro, es indispensable que aprenda a escuchar. Pero a escuchar de verdad, escuchar como condición indispensable para que después ser escuchado. Retomar, acompañar y apuntalar el discurso de los ciudadanos.
Yo, en lo personal, estoy harto de la corrupción, ya me cansé de vivir en un país donde la corrupción campea libremente en la mayor y más absoluta impunidad y la honestidad es un sacrificio inútil autoimpuesto donde no existe la menor recompensa. En México la corrupción paga y paga muy bien.
Me cansé del México de los amiguismos, donde el mérito, esfuerzo y trabajo nunca son recompensados. Es ser el compadre, el amigo que nos dará un trabajo porque su primo estuvo en la campaña y le van a dar una chambita en una dirección. Ese México mediocre y sin horizontes.
No me gusta este México donde los apoyos de gobierno son resultado de moches entre el que no debería entregarlos y el que no debería recibirlos. Me gustaría hablar de nuestros bosques y selvas, pero al poder no le interesa porque esta más ocupado construyendo nuestro futuro con petróleo.
Me gustaría que habláramos de rendición de cuentas publicas, pero no hay político que quiera tomar este tema en serio, siempre han preferido dar cuentos largos que cuentas claras.
El discurso ahí está, los ciudadanos lo tenemos.
Que no les interese a nuestros políticos es otra cosa.
El político que logre entenderlo tendrá un futuro más allá del 2024.
En caso contrario, la oposición política en México después del 2024 será un recuerdo.
Jorge Flores Martínez
Twitter: @jorgeflores1mx