Por Edgar Hernández*
Todo está listo para la incursión cubana en México.
La gusanera escondida en la medicina pediátrica con salarios de 120 mil pesos, están listos para empezar a trabajar en las zonas serranas y no precisamente en la noble labor de la cura a infantes, sino en el adoctrinamiento ideológico y preparación de estallidos sociales en caso de que le sean adversas las votaciones a Morena en el 2024.
Versiones periodísticas sostienen que los “médicos” cubanos ya están en la ciudad de México y que fueron hospedados en tres hoteles bajo control militar. Las sedes, que normalmente están destinados a su personal en activo, en retiro o para sus derechohabientes, fueron entregadas de manera provisional al nuevo ejército cubano.
Los destinos de tan honorables galenos serán Veracruz, Oaxaca y Chiapas, enfocándose de manera sustantiva en la zona de la Huasteca que comprende los estados del norte de Veracruz y las sierras de Querétaro, Hidalgo, Puebla, San Luis Potosí, Tamaulipas y Guanajuato.
¡Que conveniente!
El pretexto de López Obrador, todavía manifiesto este lunes es que los médicos mexicanos no quieren ir a las regiones apartadas, prefieren los grandes centros habitacionales.
La intención política esconde, sin embargo, la preparación de escenarios electorales en las más importantes reservas electorales del país, en las regiones donde prima la ignorancia, donde sea posible manipular el voto.
Que vayan a lo escarpado de la sierra donde la misma Secretaría de Salud no cuenta con instalaciones, equipo médico y mucho menos medicinas lo cual obliga a intuir que los médicos cubanos vienen a dar consulta no precisamente médica.
¿Serán acaso técnicas de golpismo, adoctrinamiento, gestación del foquismo socialista y el asalto a las instituciones electorales? ¿Qué es lo que verdaderamente esconde la presencia cubana?
Las incursiones de los médicos cubanos en Bolivia, Venezuela y Nicaragua en el pasado reciente, han sido altamente exitosa en lo electoral al propiciar victorias fraudulentas y, en casos como la Venezuela de Hugo Chávez donde se perdió la jornada electoral, los cubanos –en grupos de choque- impusieron la reelección.
Así pues, la experiencia cubana no es nueva.
López Obrador se pone el curita antes de que aparezca la herida y garantiza que vía activistas cubanos, a contrapelo de sus promesa de dar empleo a los médicos mexicanos –son 123 mil los desempleados en busca de plazas- sesga su opinión argumentando que los nuestros no quieren ir a las zonas apartadas o que no están preparados.
¿Cuándo hizo el censo que mostraba tal preferencia o que los cubanos son mejores a los médicos mexicanos?
Simplemente se apoyó en sus “otros datos” para salirse con la suya al asegurar que de las 13 mil 765 oportunidades de empleo “sólo se han postulador 4 mil 40”.
Falsamente asegura que los médicos especialistas desdeñan las regiones pobres cuando los aspirantes solamente quieren garantías en las zonas que están bajo control de los carteles criminales que tiro por viaje los levantan y asesinan.
Dice la autoridad sanitaria que los aspirantes mexicanos rechazan las plazas de Michoacán, Chiapas y Veracruz y que incluso muestran desinterés en urbes pequeñas como Taxco y Cuautla “ya que todos quieren estar en la ciudad de México, Nuevo León y Jalisco”.
Eso dice el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, cuando la realidad apunta que los médicos veracruzanos, por citar un ejemplo, han hecho manifiesto de interés en estar en Veracruz, “en nuestros pueblos con una plaza fija”.
Lo que oculta el gobierno de la 4T que encabeza el mentiroso Andrés Manuel López Obrador, es la irritación social, una desesperante deserción ciudadana en contra de los morenos.
La gente ya no le cree ni al presidente, ni confía en sus programas de bienestar y más que crear temor las amenazas de retirar el apoyo a las personas de la tercera edad, lo que está provocando es el enojo social.
Incluso ya ni las advertencias de que meterá a la cárcel –como lo ha hecho- a sus opositores, pega.
Es tanta la desesperación del avejentado presidente de los morenos, que su irritación la manifiesta mandando todo ¡Al carajo! La pesadilla, afortunadamente, está por terminar.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo