domingo, diciembre 22, 2024

Alazraki para principiantes

JAIRO CALIXTO ALBARRÁN

David Faitelson es un profesional de la provocación, como bien sabemos, y por eso me ha caído bien desde el día en que, debido a su estilo, Catémoc Blanco le dio un zape a la malagueña. El cronista deportivo suele recurrir a frases disruptivas y definitivas para llamar la atención, generar polémica, pero sobre todo turbación en el ambiente pambolero en particular y en cualquier disciplina en general, mismas que le han valido el odio del Canelo, de Ricardo Peláez, Paco Gabriel de Anda, Ricardo Salinas (bueno, el plutócrata se pelea hasta con su sombra con tal de ganar más lana en abonos chiquitos para ganar muchito), entre otros, y hasta del joven Murrieta, que se siente todo un gitanillo, cuando dijo que el toreo es un espectáculo siniestro para canallas y desalmados.

Ahora, para entrar en la polaca con ese mismo empeño, le entró al debate sobre Carlillos Alazraki, recurriendo a una ironía muy fina al llamarlo de manera elogiosa como un hombre “cabal”. Y es que a juzgar por su trabajo como publicista del PRIcámbrico temprano, sus arrebatos barbajanescos donde pendejea a todos, incluyendo a su propia comunidad, no se diga en sus finas epístolas que parecen un torneo de albures y mentadas que harían sonrojar a los trabajadores de una vulcanizadora, el término “cabal” no le queda ni con calzador al pinochetista Alazraki.

Bueno, me cuentan unos venezolanos que bajaron de unos ovnis para votar por Morena, que Alazraki, además de heredarle su verba florida a Alititititito, ya se había coludido con la señora Pagés —también ha reportado mi querido Alejandro Páez Varela— para exigir que se reprimiera a quienes protestaban por la desaparición de los 43 de Ayotzinapa. Fifilántropos como estos no hay dos en la vida, por más que se ofusquen, por más que se pongan como Díaz Ordaz.

Bueno, Alazraki es tan sensible y humanista que para demostrar que no tiene ninguna vocación ni autoritaria ni represiva, y menos regresiva-recesiva, pero pasiva-agresiva, tiene entre sus colaboradores a Lilly Téllez, la Rabadán, Xóchitl, Lozano —puro morigerado con corazón de pollo— y a Paquito Martín Moreno, redactor que tiene el sueño húmedo de quemar morenistas vivos en el Zócalo.  

Eso sí, me parece un exceso que con tal de desprestigiar a Goebbels (decía que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad), me lo quieran comparar con Alazraki, no se vale.

Bueno, también podría pensarse que Faitelson, al llamarle “cabal” a Alazraki, estaba viendo otro partido.

jairo.calixto@milenio.com @jairocalixto

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