Juan José Llanes Gil del Ángel
Confirmada la detención del ex fiscal Jorge Winckler, habrá una mancha más para el régimen yuneslinarista, aunque lo verdaderamente trascendente será que se haga Justicia, y no se propicie la impunidad a la que frecuentemente conducen los yerros de Ministerio Público en los últimos tiempos.
En febrero de 2017, cuando estaba en su cénit el gobierno de Miguel Ángel Yunes, me atreví a sostener que Winckler Ortiz no era sino un empleado de un gobernador que transformó al Ministerio Público en una secretaría más de despacho: la “secretaría de la venganza”, le llamé. De ello dio cuenta Raymundo León (EPD), en “Diario de Xalapa” (https://www.diariodexalapa.com.mx/local/-997118.html)
Desde 2015, el Constituyente veracruzano tomó la determinación de darle autonomía constitucional al Ministerio Público desapareciendo a la Procuraduría General de Justicia del Estado, para dar vida a la Fiscalía General. El concepto de “autonomía”, sin embargo, quedó pulverizado: los dos primeros fiscales “autónomos”, no lo fueron. El primero, pisó la cárcel; el segundo (según trascendió hoy), allá estará un rato.
El punto medular, considero, es que el concepto “autonomía” fue desprestigiado. Winckler se comportó a cada momento como un sirviente del gobernador (“mocito”, le decía con razón mi querido amigo Alejandro Cossío). La procuración de justicia en tiempos de Yunes no pasó la prueba: se concentró en el intento de generar capital político para favorecer la pretensión de una sucesión dinástica que, al final, fue arrollada por el tsunami morenista.
En otro momento, también mencioné:
“… lo que Jorge Winckler padecía era un grave problema de autoestima. Que daba la impresión de que nadie a su alrededor le decía la penosa verdad: que Miguel Ángel Yunes Linares lo usaba para sus propósitos personales; que las únicas lealtades de los Yunes son para quienes se apellidan Yunes Linares y Yunes Márquez; que su papel como agente del yuneslinarismo no era el de justiciero, sino el de eventual moneda de cambio…”
El texto, titulado “Winckler, víctima de sí mismo”, fue publicado por la Organización Nacional Anticorrupción (ONEA), visible en la siguiente liga: https://oneamexico.org/…/23/winckler-victima-de-si-mismo/
Y fue precisamente ONEA quien (antes de que Yunes dejara de ser gobernador), presentó una denuncia y solicitud de juicio político contra Winckler porque, tal y como lo sostuvo Iván Gidi, presidente y director general de este Organización, “la demanda de Juicio Político obedece a las violaciones a la autonomía de la Fiscalía General del Estado y a los Derechos Humanos de las víctimas” (https://oneamexico.org/…/onea-solicita-juicio-politico…/)
Esa denuncia y solicitud de juicio político (como todas las demás que se presentaron), no prosperó, ante un régimen que, o no supo cómo encauzar tales demandas sociales, o le ganó el protagonismo: tenían que ser los morenistas (y solamente lo morenistas) los que “quitaran” a Winckler, aunque fuese a la brava…
Ahora, detenido Winckler para ser procesado por delitos atroces, no puede perderse de vista que el ex titular de la FGE solamente era eso que Alejandro Cossío decía: el mozo. Habituados como estamos en México a los pactos de impunidad (en su modalidad “agarra a ése y déjame a mí en paz”), no puede perderse de vista que Winckler podría (si así se lo aconseja su conciencia), tratar de acogerse a un criterio de oportunidad y revelar quién le daba órdenes. No lo hará, porque así de absurda es la lealtad que tiene para con un patrón que lo usó y -quizás- lo siga usando para protegerse él.
Lo importante, creo, es que el actual régimen advierta que una sociedad brutalmente agraviada, no se puede “conformar” con que se intente procesar al golpeador del gobierno anterior.
Que no se les olvide: falta Yunes.