martes, noviembre 5, 2024

Papa Francisco no descarta renunciar ante problemas de salud

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Agencias/Sociedad 3.0

El papa Francisco reconoció que se cometió un “genocidio” contra los indígenas de Canadá al regresar este sábado a Roma de una agotadora visita de seis días a ese país al término de la cual admitió que deberá reducir su ritmo de viajes o hacerse “a un lado”.

El pontífice argentino, al que se vio con frecuencia agotado y en silla ruedas por sus problemas de rodilla, hizo un balance de su viaje ante los periodistas que lo acompañaban en el vuelo de regreso a Roma.

“No creo que pueda mantener el mismo ritmo de viajes que antes. Creo que a mi edad, y con estas limitaciones, tengo que guardar un poco mis fuerzas para poder servir a la Iglesia, o por el contrario pensar en la posibilidad de hacerme a un lado”, dijo Francisco, de 85 años.

El pontífice afirmó que esto “no es una catástrofe”.

“Se puede cambiar de papa. Se puede cambiar. No es un problema”, añadió al hablar de sus problemas de salud. Su predecesor, Benedicto XVI, renunció en 2013, a los 85 años.

“Creo que debo limitarme un poco, con estos esfuerzos”, dijo el papa, que repitió que la puerta está “abierta” a una posible renuncia.

El pontífice confesó que consideraba su viaje a Canadá una suerte de “test” para evaluar si mantener su agenda de desplazamientos, que incluyen Kazajistán en septiembre, y si es posible Ucrania, así como República Democrática del Congo y Sudán del Sur.

“Buscaré seguir haciendo viajes y estar cerca de la gente, porque creo que la cercanía es un modo de servir”, dijo.

Desde su llegada el pasado lunes a Canadá el pontífice argentino pidió disculpas por el “mal” causado a los pueblos indígenas por los abusos cometidos durante décadas en las instituciones católicas.

Ante los periodistas, Francisco no dudo en reconocer que el trato a los indígenas en Canadá equivalía a un “genocidio”, palabra que no pronunció durante su viaje “penitencial”.

“No pronuncié la palabra (en Canadá) porque no me vino a la mente, pero sí describí un genocidio. Y pedí perdón por ese proceso, que fue un genocidio”, aclaró el papa.

“Condené todo ello. Secuestro, cambiar la cultura, cambiar la mentalidad, cambiar las tradiciones, cambiar una raza, digamos, toda una cultura. Sí, genocidio es una palabra técnica. No la usé porque no me vino a la mente. Pero lo he descrito, es cierto, es el genocidio”, reiteró.

Desde fines del siglo XIX hasta la década de 1990, el gobierno de Canadá envió forzadamente a unos 150,000 niños indígenas a internados a cargo de la Iglesia católica.

Muchos sufrieron allí abusos físicos y sexuales y se cree que miles murieron por desnutrición, enfermedades, maltrato o negligencia.

En cada una de las etapas de su viaje, varios sobrevivientes y descendientes de víctimas admitieron que esperaban un gesto de condena más contundente por parte del máximo líder de la iglesia católica.

Algunos pidieron la devolución de objetos de arte indígena que se encuentran en el Vaticano y la apertura de los archivos de los internados.

También pidieron que Francisco derogue los decretos papales que dieron lugar a la llamada “doctrina del descubrimiento”.

Esto se refiere a los edictos papales del siglo XV que autorizaron a las potencias europeas a colonizar tierras y pueblos no cristianos.

Preguntado al respecto en el avión, Francisco calificó de “equivocada” e “injusta” esta “doctrina de la colonización”.

“Esta mentalidad de que somos superiores y los indígenas no cuentan es grave. Por ello, debemos trabajar en esta dirección. Debemos volver atrás y limpiar todo lo que se hizo mal, pero debemos ser conscientes de que el mismo colonialismo existe hoy”, afirmó.

Para algunos, como Kilikvak Kabloona, presidente de la organización Nunavut Tunngavik, que representa a los Inuit de Nunavut, “la disculpa del Papa no fue completa” porque no abordó directamente los “abusos sexuales” sufridos por los indígenas.

Después de aterrizar, el papa se dirigió a la basílica de Santa María La Mayor, en Roma, para orar ante el icono de la virgen y agradecer por su 37º viaje apostólico internacional.

“Vuelvo a casa llevando en mi corazón un tesoro hecho de personas y pueblos que me han marcado; de rostros, sonrisas y palabras; de historias y lugares que me acompañarán siempre”, escribió en un tuit.

Con información de AFP

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