domingo, diciembre 22, 2024

De la verdad histórica a la captura histriónica: el objetivo es la alianza

El impacto de lo ocurrido el viernes por la tarde, con la inédita detención de un exprocurador General de la República, tuvo el efecto de una granada de fragmentación en la que la explosión alcanzará a muchos personajes del mundo político. Curiosamente, en el lanzamiento de esa operación, coordinada entre Palacio Nacional y la Fiscalía General de la República, todos los fragmentos que harán daño darán en blancos importantes del PRI, PAN y PRD, los tres partidos que integran la Alianza Va por México, la principal oposición y amenaza para el avance de Morena en los comicios de 2023 y 2024.
 
Y es que en política nada es casualidad y menos tratándose de un presidente obsesionado con la idea de la continuidad en el poder, como lo es López Obrador. Por eso, todo parece tener una conexión: las acusaciones y denuncias de desafuero contra Alejandro Moreno Cárdenas, la aterciopelada detención de Jesús Murillo y las declaraciones de testigos colaboradores de la FGR que involucran en la construcción de la “Verdad Histórica” lo mismo al exgobernador Ángel Aguirre Rivero, del PRD, que al secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, Omar García Harfuch, quizás el hombre de más confianza y cercanía en estos momentos para la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
 
A los misiles directos lanzados desde la 4T contra dos figuras de primer nivel en el PRI, su dirigente nacional y un político emblemático de la vieja guardia, podrían sumarse en los próximos días los nombres de otros encumbrados políticos del sexenio de Peña Nieto, con lo que el golpe a la de por sí desgastada imagen del viejo partido, podría ser aún mayor y se estaría debilitando a uno de los tres pilares de la coalición opositora que ha frenado las reformas constitucionales de López Obrador al haberle quitado al presidente la mayoría calificada tras los comicios de 2021, además de representar un obstáculo para que en 2023 Morena se alce con el triunfo en el Estado de México y Coahuila, y de esa forma se enfile hacia una ratificación casi segura de la Presidencia de la República en 2024.
 
Porque la cacería que ha emprendido el inquilino de Palacio, con las Fiscalías de la República y la de la Ciudad de México como brazos jurídicos armados, no sólo busca despedazar a lo que queda del PRI para evitar que se recomponga y lo siga desafiando, sino también va en contra del PAN y de los restos del PRD para garantizar que la oposición quede fragmentada, desarticulada y desacreditada, de tal modo que los votantes no vean en ellos una opción y los que no quieran votar por Morena se queden sin alternativas en las urnas.
 
En esa misma lógica va el proceso que abrió a principios de agosto la Fiscalía General de Justicia de la CDMX sobre el llamado Cártel Inmobiliario en la capital, que ahora, con estas nuevas acusaciones contra el panista Luis Vizcaíno Carmona, exdirector Jurídico y de Gobierno en la alcaldía Benito Juárez, tiene dos ramificaciones: la original, que se refiere al entramado de corrupción que se construyó durante el gobierno del actual senador Miguel Ángel Mancera, cuando fue jefe de Gobierno de la ciudad, y la nueva, en la que las investigaciones apuntan a los panistas de Benito Juárez, y que golpea directamente al actual coordinador de los diputados del PAN, Jorge Romero, por su vínculos con Vizcaíno.
 
Cada misil político de los que se han lanzado ya, y de los que faltan por lanzarse, confirman una guerra para deshabilitar a la Alianza Va por México, o al menos deslegitimarla y desacreditarla ante los ciudadanos. Por eso los ataques a las figuras prominentes del PRI, por eso también los golpes a los panistas de la CDMX y de paso a los perredistas. Es muy claro que el objetivo de López Obrador, auxiliado por las dos fiscalías supuestamente autónomas (la federal y la capitalina), es pasar de las persecuciones con fines políticos que han caracterizado a su gobierno, a que esas persecuciones, además de políticos, tengan fines y efectos electorales.
 
Al presidente cada escándalo y cada nueva acusación contra sus opositores, le sirve no sólo para debilitar electoralmente la Alianza Va por México, de paso también le lanza al pueblo “carne fresca” y mucho show jurídico y político, mientras el país sigue incendiado por la violencia del narcotráfico que lo rebasa, la crisis económica y la inflación que hace cada vez más caros e inaccesibles los alimentos básicos para los mexicanos, la educación es manipulada e ideologizada y el sistema de salud pública sigue colapsado. Pero en vez de hablar de eso y exigirle soluciones, los mexicanos asisten fascinados a la nueva y escandalosa estrategia de López Obrador contra la oposición política en el país: “Abrazos no, carcelazos sí”. 

NOTAS INDISCRETAS

Mientras Ángel Aguirre Rivero salió muy rápido a negar su participación en la supuesta reunión del 7 de octubre de 2014 en donde el procurador Murillo Karam habría planteado la construcción de la “verdad histórica”, según afirman los testigos colaboradores de la FGR, el que no ha fijado aún ninguna posición es el secretario de Seguridad Ciudadana capitalino, Omar García Harfuch. Aunque en varias entrevistas el jefe policiaco ya ha repetido que él no tuvo nada que ver con la desaparición de los 43 normalistas y ha asegurado que él ya no fungía como comisionado de la extinta Policía Federal en Iguala el 26 de septiembre de 2014, los nuevos señalamientos de los colaboradores de la Fiscalía que lo vinculan a la citada reunión donde se fraguó la “verdad histórica”, han colocado nuevamente a García Harfuch en el ojo del huracán.

En espera de lo que tenga que decir el secretario de Seguridad sobre esos nuevos señalamientos, lo que es un hecho es que se viene un tema para Claudia Sheinbaum, quien tendrá que definir la situación de su muy cercano colaborador y hombre de confianza. Omar se puede volver insostenible para la jefa de Gobierno y será interesante ver si ésta lo defendería o le pediría su renuncia al cargo para que responda a los señalamientos de los testigos en su contra. ¿Qué hará Doña Claudia?…Ayer, por cierto, a la jefa de Gobierno se le sumó abierta y públicamente la gobernadora de Campeche, Layda Sansores. En un acto que le organizó en su estado, la controvertida mandataria morenista dijo que “mi corazón está con Claudia” y que, siguiendo el consejo de su padre, el cacique priista Carlos Sansores Pérez, ella no dudaba en apoyar a la jefa de Gobierno porque su corazón así se lo dictaba.

Todo iba bien en el folclórico discurso de Layda hasta que dijo que para apoyar a Sheinbaum no necesitaba usar el cerebro. ¿O sea que si lo pensara bien mejor no la apoyaba? El caso es que quien sabe qué tan bueno sea que te apoye una mujer como Sansores, que lo mismo difunde espionajes ilegales que baila como felina. Con esas amigas…Y para colmo, mientras el presidente López Obrador anda obsesionado con desbaratar a la Alianza Va por México y quiere meter a la cárcel a priistas, panistas y perredistas, ayer le estalló en su partido Morena un movimiento disidente que pide la renuncia del actual dirigente Mario Delgado y critica las “trampas y ambiciones” que están perdiendo al morenismo. El matrimonio formado por el investigador John Ackerman y la exsecretaria Irma Eréndira Sandoval, junto con el padre Alejandro Solalinde, Enrique Dussel y el exsecretario Víctor Toledo, se presentaron como un nuevo movimiento interno de Morena que cuestiona prácticas como el chapulineo, el acarreo y las trampas internas en el partido lopezobradorista, y advierte que se está convirtiendo en un “Partido de Estado”.

Por lo pronto el grupo, amenaza con denunciar los vicios y desviaciones internas. A ver si esto no acaba en fracturas en el partido gobernante…

Los dados mandan Escalera Doble. La semana promete.

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