El presidente predica la pobreza franciscana, no sé si la practica o hace de ella una misión de vida personal.
San Francisco, dicen, escuchó las palabras del Evangelio: No lleven monedero, ni bolsón, ni sandalias, ni se detengan a visitar conocidos, y cambió su vida, ya de si austera, a una en la pobreza absoluta, vestía en harapos, comía frugalmente y su mensaje era de amor al prójimo.
Pero no solo era predica de pobreza, atendía a leprosos, realizaba las faenas más humildes y la colecta de la limosna. Todo en él era pobreza y humildad, tanto así, que los franciscanos son frailes menores, su vocación les enseña a permanecer en condición humilde y no se les permitía convertirse en prelados.
La pobreza franciscana es casi proverbial, pero era una predica que se acompañaba de una vida en austeridad y una exhortación de amor al prójimo. No me queda claro si nuestro presidente pueda decirse vivir en pobreza franciscana, por lo menos no desde un Palacio Nacional, mucho menos cuando su familia goza de privilegios que millones de mexicanos ni siquiera podemos imaginar.
A mi no me molesta que este presidente y los anteriores gocen de privilegios, por el contrario, estoy convencido que los mexicanos estamos en condiciones de brindarle ciertas comodidades para que realice con eficiencia el encargo que con nuestro voto le dimos. Yo no quiero que ande vestido con harapos, México no lo merece. Tampoco quiero que no tenga como transportarse como el presidente de todos los mexicanos.
No me molesta que su esposa e hijo vivan con comodidad, me parecía excelente que el pueblo de México dispusiera de una residencia como lo eran Los Pinos para que nuestro presidente y su familia vivieran confortablemente. Si López Obrador decidió vivir en Palacio Nacional, pues ahí está, vive ahora donde vivieron virreyes y emperadores.
Me parece perfecto que nuestro presidente se transporte en vehículos seguros, sería un despropósito que sufriera un atentado o su vehículo se quedará parado por una descompostura. Para eso se tiene dispuesta una flotilla de camionetas blindadas con perfecto mantenimiento y un avión presidencial para que viaje con la dignidad que nuestro país merece.
López Obrador está equivocado, no hay forma de predicar la pobreza franciscana desde la presidencia de la república. Debe asumir que representa a todos los mexicanos y que lo debe hacer con dignidad y seriedad y que más que de pobreza, debería predicar la eficiencia, productividad y los resultados de gobierno. Eso si es importante.
Pero si se trata de una fijación con San Francisco, no podemos pasar por alto que este Santo Católico también es conocido por su amor a los animales. Según la tradición, podía comunicarse con todos los animales, que lo escuchaban, seguían y obedecían.
Dicen que hasta votaban por él.
Pero no me hagan caso, las tradiciones solo son eso, mitos con algo de verdad.
Jorge Flores Martínez
Twitter: @jorge-flores