martes, noviembre 5, 2024

Políticos «chaqueteros» o víctimas de su circunstancia

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Con el anuncio del presidente López Obrador sobre la incorporación a su equipo de trabajo de Carlos Joaquín González, gobernador de Quintana Roo se alarga la lista de quienes después de gobernar sus respectivas entidades provenientes de partidos políticos adversarios de MoReNa, son “convencidos” por López Obrador para sumarse al carro del poder. La exgobernadora de Sonora, ya está en el consulado de México en Barcelona, el exgobernador de Sinaloa es nuestro embajador en España, y el exgobernador interino de Campeche, Carlos Miguel Aysa González está en la embajada de la República Dominicana, se sumará el de Quintana Roo, aunque aún se desconoce su próximo destino laboral. También ignoramos si a esa lista in crescendo se vayan a agregar los actuales mandatarios de Hidalgo y Oaxaca, todo dependerá del poder de convencimiento de AMLO, que por lo ya visto no es menor. Hay sus peros, desde luego, y se deben a una circunstancia muy conocida en nuestro país cuando de los antecedentes de un político se trata: son muy vulnerables, es decir, muy susceptibles a la acción de la justicia, solo es cuestión de rascarles un poquito para encontrar motivos para someterlos a prisión preventiva, ahora que esta modalidad ha cobrado severa vigencia y forma parte del arsenal a cargo del actual gobierno. ¿Cuánta presión política están capacitados para resistir quienes después de gobernar su entidad, reciben una “suave” y sugerente invitación presidencial? No lo sabemos, pero sin duda la respuesta tendrá que ver con sus respectivos sentimientos de culpa: o se acepta la invitación, o se conviene en un eventual retiro con el compromiso de no hacer olas en contra de la CuartaT. Esto último es meramente especulativo, pero desde Aristóteles, y por él, la humanidad tuvo conocimiento del método deductivo, al cual nos atenemos para entender estos casos. Claro está, podemos errar el tiro, pero los datos duros que aporta la realidad sugieren esa construcción teórica. Es oportuna la interrogante: ¿cuál será el destino final de quienes de origen fueron panistas, priistas o perredistas pero aceptaron una invitación proveniente de la trinchera de enfrente? No lo sabemos, pero una vez concluida la comisión conferida, en caso del mea culpa difícilmente serían aceptados en sus antiguas filias, aunque, por supuesto, quizás quieran seguir en la nueva senda política que el destino les deparó.

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