Prosa aprisa
Arturo Reyes Isidoro
Qué de actualidad resulta la nueva serie documental El caso Cassez-Vallarta: una novela criminal que estrenó Netflix el jueves pasado.
Está basada en el libro Una novela criminal del escritor Jorge Volpi publicada en 2018. El fin de semana que pasó vi los cinco capítulos.
Ya había leído el libro, pero la reconstrucción del caso con videotestimonios y gráficos le da a lo sucedido una nueva dimensión. Sus lecturas son múltiples.
Para quienes no están enterados del tema, se recrea lo sucedido el 8 de diciembre de 2005 cuando la Agencia Federal de Investigación simuló detener a Israel Vallarta y a la francesa Florence Cassez, a quienes acusó de ser secuestradores.
Digo que se simuló porque la francesa siempre aseguró que había sido detenida (secuestrada por la policía, dice ella) un día antes, pero la policía hizo un montaje para la televisión al día siguiente a fin de simular que se estaba transmitiendo en vivo un duro golpe a la delincuencia.
El caso causó incluso un conflicto diplomático entre los gobiernos de México y de Francia, un enfrentamiento entre los presidentes Felipe Calderón y Nicolás Sarkozy, que devino en una disputa legal que ganó el francés. La joven mujer pudo ser liberada en 2013 no así Vallarta, quien permanece preso y sin ser sentenciado.
Veracruz, en el caso Cassez-Vallarta
En la defensa legal de Florence jugó un papel muy importante el hoy prestigioso abogado Agustín Acosta Azcón, hijo del exgobernador de Veracruz Agustín Acosta Lagunes. Su testimonio se recoge en el documental.
En la disputa entre los dos países quedó atrapado Veracruz, su gobierno y toda su riqueza cultural, que fueron los únicos perdedores –hasta ahora– pues una gran exposición en la capital gala, que había logrado el entonces gobernador Miguel Alemán Velasco, tuvo que ser cancelada cuando ya estaba montada y a punto de ser inaugurada en París. Difícilmente se va a volver a presentar otra oportunidad igual.
Abusos del sistema de justicia, hoy igual que ayer
Hoy casi 17 años después, el caso no está resuelto ni totalmente esclarecido, y las únicas certezas que se tienen son los abusos y las arbitrariedades de la policía. Cómo fabricaba delitos y arrancaba confesiones a base de torturas, lo que lamentablemente sigue ocurriendo.
Por eso comento que el documental de Netflix resulta de mucha actualidad ya que viendo las imágenes que se transmitieron en la televisión entonces, los recortes de las notas periodísticas de la época, las declaraciones de los principales actores involucrados, pareciera que estamos ante los abusos y las arbitrariedades de la policía de Hugo Gutiérrez Maldonado, de la fiscal Verónica Hernández Giadáns y de la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Isabel Inés Romero Cruz.
Esto es, 17 años después nada ha cambiado, y lo mismo que ocurrió con un gobierno del PAN es lo que ocurre en Veracruz con un gobierno de Morena, sin que se salven los gobiernos del PRI, como estamos viendo con el caso de Ayotzinapa. Todos, pues, son lo mismo, mentiras que nosotros somos diferentes, y, duele decirlo, en mucho, nuestro sistema de justicia es un verdadero asco.
Hay sus salvedades, como la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y para ese caso jugaron un papel fundamental para hacer prevalecer el Estado de derecho los ministros Olga Sánchez Cordero y Arturo Saldívar, sí, el mismísimo que ahora ha sido motivo de críticas por presuntamente someterse a las presiones de López Obrador.
Lecciones de periodismo
El documental de Netflix es un reportaje de primer nivel, muy profesional, una verdadera lección de periodismo, de buen periodismo, que, pienso creo, debiera ser analizado en todas las escuelas de periodismo o de comunicación social, sobre cómo proceder en un trabajo de investigación. Me recordó el libro Todos los hombres del presidente, en donde los entonces reporteros de The Washington Post, Carl Bernstein y Bob Woodward, narran cómo investigaron el escándalo Watergate que llevó a la caída del presidente norteamericano Richard Nixon el 9 de agosto de 1974, un libro que debiera ser lectura obligada para todos los estudiantes de periodismo.
En El caso Cassez-Vallarta: una novela criminal, no queda bien parado Carlos Loret de Mola. En su testimonio, Carlos se muestra muy cauto al hablar, contrario a como es normalmente. Y es que, me imagino, le pesa –y le seguirá pesando toda la vida, creo– haberse prestado al montaje.
Y es que de nuevo salió a relucir cómo con una gran responsabilidad y profesionalismo la periodista Laura Barranco, entonces productora en el noticiero de Televisa, que conducía Loret, lo alertó que lo que estaba haciendo no estaba bien y le pidió: “Carlos, para ya”, a lo que le respondió: “no te calientes, cautín… ¿Qué no te ha quedado claro que no te pienso hacer caso? Es nota, fin de la historia”. Laura recuperó el chat interno donde quedó todo registrado y lo muestra en el documental.
También los periodistas nos sobrepasamos muchas veces
En mi punto de vista, lo que queda de lección es cómo muchas veces nosotros (me incluyo, por supuesto) los periodistas, en un afán de tener primicias o de ganar lectores o auditorios no medimos ni analizamos si estamos actuando dentro de los parámetros éticos y profesionales y nos sobrepasamos, errores que han de pesarnos y hemos de cargar para siempre. Loret se disculpó después pero ya no podía corregir su error.
Algo que me aterró verdaderamente observando el documental fue ver cómo diversos reporteros, en vivo y al aire, lincharon sobre todo a la francesa, la acusaron y la condenaron, casi pedían quemarla en leña verde, cuando ni siquiera alguna autoridad ministerial los había acusado de nada, y estaba claro que la policía ya los había golpeado y torturado.
Como reportero que me sigo considerando, como periodista de carrera, debo decir que me llena de vergüenza ese tipo de periodismo, que denigra nuestro oficio, nuestra profesión.
Un documental, pues, que creo que todos quienes tienen el sistema de paga debieran ver, porque nos sirve, lo menos, para alertarnos ante los abusos y arbitrariedades de la policía, la nula o mala investigación de las autoridades ministeriales, las injusticias de los jueces venales, lo podrido de nuestro sistema de justicia penal, y que no debemos dejarnos y luchar por el respeto a la ley, al Estado de derecho.
Agrónomos, molestos por lo que le hicieron a Pasiano
El viernes pasado comenté que había causado buena impresión que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez había llegado al restaurante del Hotel Joalicia, de Acayucan, sin ningún guarura y que se le habían podido acercar los comensales sin ningún problema.
De pronto, ¡zas!, que me llega el comentario de un viejo conocido: “Fíjate Arturo que Paisano Rueda Canseco es agrónomo egresado de la Facultad de Agronomia de la UV en Peñuela. Lo que le hizo pasar Cuhitlahuac García Jimenez agravió al gremio agronómico y en las próximas elecciones nos cobraremos ese agravio”.
Cubren plazas en la SEV ante el inicio de clases
Una buena noticia, ante el inicio de clases, la dio la Oficial Mayor de la Secretaría de Educación de Veracruz, Ariadna Selene Aguilar Amaya, quien anunció que se han estado realizando las prelaciones o asignaciones de plazas para que nadie se quede sin clases.
Y es que, sobre todo en secundarias técnicas y generales, hay falta de maestros para, por ejemplo, cubrir plazas de jubilados, porque muchos maestros a los que se quiere reasignar se niegan porque por cambio de zona el salario es menor.
Eso es precisamente lo que se está resolviendo, lo que no deja de ser plausible.
Por otra parte, la joven funcionaria del sector educativo adelantó que en mes y medio se podría estar aplicando los aumentos a los salarios de los docentes veracruzanos, pues la Federación ya les hizo la entrega de los cálculos, los cuales están en análisis, para aplicarse lo más pronto posible.
Considero importante y responsable que los servidores públicos se dediquen a lo suyo y que no se distraigan con temas políticos, sobre todo, en el caso que comento, con un sistema educativo no solo muy grande sino bastante complejo.