Ahora resulta que hay hombres, muchos de ellos periodistas de cierto nombre, que están a favor de las feministas; y ¡hasta las defienden! Cuando los que tenemos que defendernos de ellas, ¡somos nosotros!…
Pero bueno. Continuemos. Estos distinguidos caballeros, lógicamente están a favor de que las mujeres decidan si continúan un embarazo, o lo interrumpen. En lo que medianamente se puede estar de acuerdo…
Y se dice que medianamente se puede estar de acuerdo, porque, por principio, ningún hombre debería opinar sobre un asunto que no nos compete. Es tanto, como preguntar si los hombres tenemos el derecho o no, de hacer lo que nos dé la gana con nuestros conductos seminales. Es algo que solo le importa a la persona; y a nadie más. Absolutamente a nadie más…
Por supuesto que no estoy de acuerdo y censuro, que a una mujer se le penalice de ninguna de las formas; y menos que se le prive de su libertad por interrumpir su embarazo…
Pero ejerciendo la libertad de expresión a la que todos tenemos derecho, lo que una dama haga con su gestación, no me incumbe. Pero de eso a ser partidario de las feministas, son dos cosas distintas…
Una cosa es que hay que cambiar y dejar a un lado a los machistas y supremacistas; generalmente nostálgicos y religiosos. Y otra cosa es saltar 180 % para caer en manos de las feministas. Literalmente, del sartén a las brasas. Dios nos libre y nos agarre confesados…
Legislar si las mujeres deben de tener atención médica o no para interrumpir un embarazo, solo evidencia la clase de trogloditas que todavía somos -y con perdón de los trogloditas- eso ni siquiera debiera de mencionarse; menos cuestionarse…
Aunque ahora, en este Siglo, donde todos hablan de amor y paz. De abrazos y no balazos. Al moribundo le dan tres tragos de agua; y a la familia le cobran la botella porque es agua que viene de Suiza, El Tíbet, o vaya usted a saber de dónde amable lector, pero la cobran como si fuera cierto. Aunque lo mismo y solo es la etiqueta…
No se requiere legislar sobre los derechos de las mujeres, a menos, claro, que se viva en una nación, dónde las ambulancias llevan al infeliz atropellado al hospital, donde les pagan la dejada -el servicio, el cliente ¡vaya!- como los taxis que los llevan a los bares a los entonados; más o menos-…
Y en el recinto hospitalario, también le cobran el traslado en ambulancia, como si fuera en helicóptero. O le dejan morir a las puertas del nosocomio, literal, si no tiene dinero. Y ahí lo dejan, eso sí, muy tapadito, hasta que llegan las autoridades a levantar el cadáver…
Pero si se vive en una nación donde entienden que la salud es la mayor de las riquezas; y que un pueblo sano es productivo, no un lastre de viejos achacosos. Será diferente. Pero para ello…
La dominación de los hombres, el ancestral patriarcado, que ha llevado a la humanidad al grado de brutalidad y de inconsciencia que vivimos; debe de terminar. Pero va a ser igual -o peor- si el mundo se entrega a la dominación de las mujeres; pues son Terriblemente Adorables; o Adorablemente Terribles. Pero sin duda que necesitamos un cambio al que, a querer o no, la vida nos obligará.
Hoy es el último día que se transmite el programa de Opiniones y Comentarios por Magia, en el 93.7 de FM. Mil gracias a Daniel Ferraez y a todos los compañeros que hicieron posible la transmisión; pero, como siempre y sobre todas las cosas, a Ustedes por habernos hecho el favor de compartir con nosotros estos meses que, con su compañía, se fueron volando.
Pero por aquí nos seguiremos encontrando desde tempranito, si el Sol me presta vida.