Por Edgar Hernández*
¿Dónde quedaron esos calificativos de poco valiente, indefinido, perdedor y de “huevos tibios” en contra de quien por años las rémoras de la Fidelidad descalificaron “por honesto”?
Dónde, después de ser el único legislador veracruzano que desde el Congreso de la Unión rechazó la nueva alianza PRI-Morena que ayer aprobó la reforma constitucional que amplía la presencia militar en labores de seguridad hasta el 2028.
Pepe Yunes, el hoy despreciado y condenado por Alito, paradójicamente está más cerca que nunca de ser el candidato ciudadano a la gubernatura a la que, sin duda, habrán de sumarse los partidos políticos opositores.
Con él estará lo mejor del priismo –ya sin el golpista Alito Moreno ni el dirigente de un voto Marlon Ramírez-.
Con él se obtendrá el consenso del PAN y el PRD dispuestos a caminar por un gobierno de coalición y con él se registrará un Movimiento Ciudadano, que encabeza Dante Delgado, que ha visto la conveniencia de sumarse por el bien de Veracruz.
Todo ello luego de negarse a acatar la orden de su líder Alejandro Moreno y votar en contra de la militarización contraria al pueblo tras lo cual se gana el aplauso y respeto de sus pares en la Cámara de Diputados.
Gana asimismo ante la ciudadanía veracruzana quien ve en él a un hombre consecuente en el decir y el hacer; a un político honesto que se coloca en la línea de aceptación ciudadana en sus pretensiones de gobernar Veracruz a partir del 2024.
Para Pepe han sido años difíciles.
Nada fácil fue contender en el 2018, en el marco del “Efecto Peje”, con el enemigo en casa, con esa deslealtad de la militancia al partido y candidato retroalimentada por los desertores priistas que, por órdenes superiores -de Fidel Herrera y sus malandros- los obligan a migrar al Partido Verde que juega en alianza con el PT en favor de Morena.
Fueron en aquel momento, más de 500 mil votos los que se perdieron en el marco de una derrota que se empezó a vislumbrar desde 2016 con el fracaso de Héctor Yunes.
Tiempos, sin duda, difíciles para Pepe, al no culminar en aquel momento 20 años de tarea partidista que empeoró el año pasado, en el 2021, cuando en las elecciones intermedias pierden 375 mil votos y en la extraordinaria este partido, el PRI solo levanta un voto.
Luchar contracorriente ha sido el signo del peroteño.
Mas complicado cuando el enemigo está en casa atacando y golpeando un día sí y el otro también; cuando desde su mismo partido se pretendió atajarle la victoria que lo llevó a la diputación federal que no solo no logró, sino que alcanzó una votación histórica en su circunscripción.
Los tiempos, sin embargo, han cambiado.
Pepe Yunes, ese a quien sus enemigos califican como huevos tibios, mostró que los trae bien puestos al alzarse con la bandera de la congruencia en favor de la ciudadanía.
Hoy que la fiebre por los destapes se sucede, Pepe la lleva con inteligencia. Le apuesta al proyecto y luego el hombre; esta cierto que quien llegue debe ser el mejor y que habrá que apoyarlo en aras de alcanzar un gobierno de coalición.
Su empeño radica en formar un bloque de unidad en donde el enemigo sea el partido en el poder no los ratones de casa.
Por lo pronto, hoy que hay fiesta en PRI-MOR en donde finalmente libra la cárcel Alito Moreno -“Chingona mi Yola… ¡Chingonsísima!” le dice el dirigente priista a su diputada aliada y arrodillada que presentó la iniciativa; hoy, que en el mayoriteo avanza la militarización hasta el 2028; hoy que la mancuerna toxica entre priistas y morenistas que aplaude López Obrador se alza en triunfo, una coas queda clara, que en Veracruz hay inconformidad.
Que no hay respaldo y que no ha quedado aun escrita la última página.
Se percibe en el solar veracruzano un renacer en líderes y hombres con sentido social como es el caso del opositor Pepe Yunes, quien perdiendo gana.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo