Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Si hubiera justicia y ésta fuera pareja, tanto Miguel Alemán como Fidel Herrera, Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes (éste quizá con menos responsabilidad por el tiempo que fue gobernador, pero responsable al fin), hubieran sido llamados a cuentas para que explicaran el bárbaro desfalco financiero que dejaron en Veracruz.
La bola de nieve que comenzó a formarse en septiembre del 2004 cuando Alemán solicitó un crédito por 3 mil 500 millones de pesos dizque para concluir “diversas obras productivas”, se convirtió (en los gobiernos de Fidel, Javier y Miguel Ángel) en una avalancha de más de 59 mil millones de pesos que casi sepultó a Veracruz y los veracruzanos.
¿Que esto ya lo he dicho? Sí, pero hay que repetirlo porque estos sujetos cometieron un crimen por el que no han pagado. Y por lo que se mira no van a pagar.
Pero cuatro años después las cosas han cambiado de una forma que sinceramente nadie o casi nadie imaginó.
En julio de este año el titular de Finanzas, José Luis Lima Franco, declaró que a principios de esta administración había en el balance una deuda de 59 mil 654 millones de pesos, y al cierre del 2021 había disminuido a 53 mil 353 millones de pesos. Es decir, bajó en 6 mil 301 millones.
¿Cuál ha sido la fórmula? La política de austeridad, de contención del gasto y la disciplina financiera.
Y a buena siembra buena cosecha.
De Triple B+ Fitch Ratings subió la calificación a la calidad crediticia de largo plazo en Veracruz a A- con perspectiva estable, lo que ratifica la tendencia positiva en los reportes de otras agencias. Y esto ya es una constante en la administración de Cuitláhuac García.
Lima Franco, comentó que esto se debe a los balances operativos adecuados, la contención del gasto ante el alza de las tasas de interés y la baja en el apalancamiento de corto plazo.
Fitch Ratings fundamenta su reporte en la expectativa de que la evaluación de sostenibilidad de la deuda se mantendrá en un horizonte de cinco años (del 2022 al 2026), por lo que Veracruz afianza métricas equiparables a las de entidades calificadas con A y más robustas que las de sus pares calculadas en B.
Por su parte el corporativo Moody’s ya había otorgado a Veracruz la calificación A-, al considerarlo uno de los estados que mayor certeza brinda a los mercados mediante sus políticas de orden, transparencia y disciplina financiera; mientras que HR Ratings destacó la reducción sustancial de los pasivos generados en administraciones pasadas.
Al darse a conocer la calificación de Fitch Ratings, José Luis Lima Franco declaró: “Esto ayuda a reforzar y desmentir las declaraciones y comunicados que había emitido el partido Movimiento Ciudadano, que decía que la deuda había aumentado muchísimo, pero con esta calificación se corrobora que es falso. Lo que dice esta calificadora es que (la deuda) es sostenible y no es un problema para Veracruz”.
El hecho de que la deuda no sea problema para la entidad es una excelente noticia que estoy seguro lector, ni tu ni yo pensamos que viviríamos para escucharla.
Cuatro años sin sobresaltos financieros en un estado que se acostumbró a ellos por veinte años es casi un milagro, pero falta el estirón final.
Lima Franco agregó: “Estamos convencidos de continuar los esfuerzos que nos permitan entregar buenas cuentas a los veracruzanos al término de la administración. Podemos mejorar aún más para dejar finanzas sanas y fuertes que consoliden la transformación de nuestro estado”.
Por el bien de Veracruz y los veracruzanos, que así sea.