Llamó la atención el aserto de Cuitláhuac García aludiendo a ciertos favores recibidos por la alcaldesa de Sayula de manos de la delincuencia, con tal aseveración el gobernante intenta explicar la difícil situación por la que atraviesa la edil sureña. Dicen quienes de eso saben, que una vez “tocados” por el beso de ese diablo se adquiere un fuerte compromiso del cual es difícil salir. En esa circunstancia se percibe al dirigente priista, Alejandro Moreno, después de haber inducido a la diputación priista a votar por la permanencia de las fuerzas armadas hasta 2028, iniciativa promovida por el gobierno federal, quizás pensó que con eso había exorcizada la penosa carga de su no menos pesado expediente yse avocó a retomar su discurso de “opositor” decidido y a la vez intentar retomar su relación de sinergia con la Alianza por México, sin conseguirlo porque ha perdido todo crédito en el PAN, el PRD y quienes estimulan el movimiento opositor. No obstante, para el Secretario de Gobernación el PRI seguirá apoyando sus promociones legislativas, tal como lo ha declarado Adán Augusto López, sugiriendo contar con la colaboración de ese partido. Respecto de la iniciativa de reforma electoral, pese a que el coordinador de los diputados priistas, Rubén Moreira y Alejandro Moreno, insisten en negar acuerdo alguno con el gobierno, el Secretario de Gobernación ha señalado que podría contar con los votos priistas. Las razones que soportan esa seguridad son conocidas, pues debe suponerse que está de por medio el grueso expediente que gravita penosamente sobre el afamado “Alito”, también sobre otros renombrados priistas y de no pocos perredistas, para volver a “convencerlos” de las bondades de las iniciativas gubernamentales. Cuan dramática y penosa es la disyuntiva de Alejandro Moreno, porque ya no es ni de aquí ni de allá, sino víctima de sus propias circunstancias.