domingo, diciembre 22, 2024

Aprendizaje y Pandemia

Expresión Ciudadana

Por Carlos A. Luna Escudero

En nuestra colaboración anterior señalábamos las condiciones de rezago educativo que existen en nuestro país y particularmente señalábamos el caso del Estado de Veracruz, todo ello sin contar con los estragos que ocasionó en materia educativa la pandemia del covid-19 en el sistema educativo nacional, que se refleja a su vez en la insuficiencia de nuestros niños y jóvenes en lo que se refiere a lo que se denomina aprendizajes básicos.

El rezago en los aprendizajes es un serio y muy complicado problema de nuestro sistema educativo que definitivamente fue uno de los más afectados por esta pandemia que aún no acaba de irse.

Antes de seguir ahondando en este tema, es importante diferenciar qué es el rezago educativo y cual el rezago en los aprendizajes. En México, como lo veíamos en mi anterior colaboración, el concepto de rezago educativo es entendido como la condición en la que se encuentran las personas mayores de 15 años cuando no han concluido su enseñanza básica. Es decir, la población que no tiene completa la escolaridad básica, a pesar de tener la edad correspondiente para haberla terminado.

Por otro lado, el rezago en los aprendizajes se define como la condición de los niños y adolescentes que, aun yendo a la escuela, no adquieren los aprendizajes esperados según su edad y año escolar. Es decir, se refiere a los estudiantes que no aprenden, pero que sí asisten a la escuela.

La diferencia principal entre los conceptos de rezago educativo y rezago en los aprendizajes es que el primero considera únicamente la permanencia en el sistema escolar hasta completar la educación básica, pero no toma en cuenta si en realidad hubo aprendizaje. Además, sólo proporciona información a partir del momento en el que los estudiantes ya tienen 15 años o más; por lo que no considera la problemática presente a lo largo de la educación primaria y secundaria.

Por su parte, el rezago en los aprendizajes alude a una idea más cualitativa, es decir, se refiere a la calidad en los aprendizajes adquiridos por los estudiantes; en otras palabras, no se trata solamente de sicompletaron su educación, sino de cómo la completaron. 

El simple hecho de que el concepto de rezago en los aprendizajes aluda a alumnos que no están aprendiendo lo que deberían hace pensar que existe un problema de desigualdad entre ellos y quienes, por el contrario, sí están aprendiendo. El problema de la desigualdad en relación con el rezago en los aprendizajes presenta dos dimensiones: la escolar y la extraescolar. Como señalan Samana Vergara-Lope y Felipe J. Hevia en su texto Rezago en aprendizajes básicos: el elefante en la sala de la Reforma Educativa, los estudiantes “llegan a la escuela en condiciones muy desiguales, pero también pasan por una escuela muy desigual”.

Así, algunas causas escolares relacionadas con el problema del rezago en los aprendizajes son:

1. La asignación y administración de los recursos en las escuelas

2.La capacitación y las condiciones de trabajo de los docentes

3. Los salarios que peciben los docentes

4. Los planes de estudio

5. El modelo docente

Por otro lado, las causas extraescolares que se encuentran vinculadas al problema del rezago en los aprendizajes son las condiciones familiares de los estudiantes, tales como su nivel socioeconómico, su capital cultural, la presencia de violencia que pueda existir en el hogar, entre otras.

También figuran sus condiciones comunitarias, los servicios y espacios públicos con los que cuentan -por ejemplo, bibliotecas-, y las demás condiciones generales en las que viven.

Ahora bien, si los estudiantes asisten en condiciones desiguales a escuelas desiguales, salen de la escuela con aprendizajes muy desiguales. Sin embargo, las consecuencias posteriores son aún más preocupantes.

El rezago en los aprendizajes provoca efecto en cascada. Es decir, el atraso en la adquisición de ciertos conocimientos por un estudiante, impide que pueda adquirir más y nuevos conocimientos, provocando una situación de estancamiento en los aprendizajes. Del mismo modo, conduce a un descenso de la autoestima de los estudiantes, pues perciben que no tienen las capacidades ni los medios para realizar ciertas tareas. Y, por último, relacionado con los dos puntos anteriores, aumenta el riesgo de abandono por parte del alumnado.

El rezago en los aprendizajes es un problema global, y antes de la pandemia ya afectaba a 617 millones de niños, niñas y adolescentes en el mundo. En 2019 en México, de acuerdo con el Cuarto Estudio Regional Comparativo y Explicativo de la UNESCO, el 33.1% de los estudiantes de 3º de primaria tenían rezago en los aprendizajes de lectura y el 30.3% en matemáticas. De los estudiantes de 6º de primaria, 9.6% presentaban algún rezago en lectura y 23% en matemáticas.

A pesar de que aún no se tienen datos sobre el impacto de la pandemia en estas cifras, al problema del rezago en los aprendizajes básicos se suma la pérdida de aprendizajes. Ésta se da al producirse una larga ausencia en las escuelas e impacta directamente en el rezago de aprendizajes. Se ha estimado un incremento importante de esta pérdida entre niños que no asisten a la escuela por un más periodo prolongado de tiempo.

Durante la pandemia, millones de alumnos de educación básica fueron obligados a pasar de un modelo educativo presencial a uno completamente virtual o a través del radio y la televisión. Sin embargo, la profunda desigualdad provocó que las condiciones de estudio en casa no fueran equitativas para todos. Agregado a esto, la falta de políticas públicas educativas que ayudaran a compensar la brecha digital, condenaron a millones de niños y jóvenes, sobre todo en las áreas rurales, a la deserción escolar o al precario aprendizaje. La pandemia ha causado la mayor disrupción que ha sufrido nunca la educación, pero es dable afirmar que ya antes de ésta, se sufría de una crisis educativa severa.

En Veracruz miles de niños aún no ingresan a la primaria o no están escolarizados y solo la cuarta parte de los alumnos cuentan con competencias básicas. Ahora nos enfrentamos a una catástrofe generacional que podría desperdiciar un potencial humano incalculable, minar décadas de progreso y exacerbar las desigualdades arraigadas. Las decisiones que los gobiernos federal y estatal tomen ahora tendrán un efecto duradero en millones. Ahora que el mundo enfrenta niveles insostenibles de desigualdad, necesitamos a la educación, el gran igualador, más que nunca.

A este problema se suma la pérdida de aprendizajes, producto de la larga ausencia en las escuelas y que impacta directamente en el rezago de aprendizajes. Existe amplia documentación sobre esta pérdida en vacaciones de verano (Kuhfeld, 2019), pero también se ha estimado un incremento importante de esta pérdida entre niños que no asisten a la escuela por un periodo prolongado (Sabates y Carter, 2020).

Para el caso del cierre de las escuelas por la pandemia, los primeros resultados disponibles son muy preocupantes: Estimaciones diversas generadas por el Banco Mundial sugieren que 25% de los estudiantes “pueden caer por debajo del nivel básico de competencia necesario para participar eficaz y productivamente en la sociedad, y en el aprendizaje futuro, como resultado únicamente del cierre de escuelas” (United Nations, 2020, 8; Iqbal, et al., 2020).

Azevedo y sus colegas estiman que, en un escenario realista, el estudiante promedio perderá 16 puntos PISA como resultado del cierre de escuelas, o el equivalente a poco menos de medio año de aprendizaje en un país típico; en un escenario optimista, los estudiantes perderán 7 puntos PISA, y en un escenario pesimista, 27 puntos PISA (Azevedo et al.,  2020: 22). El cierre de las escuelas permite estimar un aumento importante en las brechas de aprendizajes y en la severidad de estos rezagos. Usando PISA, en América Latina y el Caribe antes de la pandemia ya había un rezago de 53%. En el escenario optimista sugiere que este rezago podría aumentar hasta 60% y en el pesimista, hasta 68% de estudiantes incapaces de poder seguir trayectorias escolares y ubicarse por debajo del mínimo esperado (Azevedo et al., 2020: 24).

La pérdida y el rezago de aprendizajes fundamentales tiene un efecto a largo plazo en la trayectoria escolar. Así, sin cursos remediales, lo que los niños de 3º de primaria dejaron de aprender por tener sus escuelas cerradas durante dos años, hasta el 72% de los estudiantes se quedarán tan atrás que para el décimo grado habrán abandonado la escuela o no podrían aprender lo mínimo en ella (United Nations, 2020, 9; Kaffenberger, 2020).

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco Mundial (BM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), coinciden en que la pandemia produjo en América Latina un rezago educativo de dos años en promedio, aunque en algunos casos podría alcanzar hasta cuatro años.

Lo anterior es preocupante, porque muchos niños aprendieron poco o nada y olvidaron numerosos contenidos que ya tenían asimilados antes de la emergencia sanitaria.

En la región latinoamericana, 55 por ciento de los infantes de 15 años desconocen los contenidos educativos mínimos que deberían manejar de acuerdo con su edad. Se estima que el problema se incrementó en por lo menos 15 por ciento para rebasar el 70 por ciento. Es decir, más de dos de cada tres estudiantes de primero de secundaria no tienen los conocimientos que tendrían que dominar en ese nivel educativo.

Ello se debe a que en México, al igual que en la mayoría de los países, estuvimos encerrados un poco más de dos años sin clases presenciales. Se estableció el programa de televisión “Aprende en casa”, además de programación en radio, la distribución de libros de texto y el uso de internet, aunque no de forma generalizada.

Este problema en suma, pone en riesgo a una generación de estudiantes, pues por un lado no adquirieron los conocimientos suficientes y, por otro, muchos abandonaron la escuela. No existen cifras exactas, aunque el estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía se refiere a cuántos estudiantes no se inscribieron por la pandemia o por pobreza: 5.2 millones de personas en México, de tres a 29 años, para el ciclo escolar 2020-2021.

Para mitigar el rezago en los aprendizajes es importante establecer modelos educativos diferenciados y desarrollar estrategias para atender las distintas necesidades y niveles de rendimiento de los alumnos al interior del salón de clases.

Es pues urgente que las autoridades correspondientes, junto con los expertos en cuestiones educativas, diseñen e implementen políticas públicas que se traduzcan en acciones concretas para abatir este rezago en los aprendizajes. De no hacerlo así, estaremos condenando a nuestros niños y jóvenes a un futuro poco prometedor.

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