Política Cero
Jairo Calixto Albarrán
No sé qué me sorprende menos, que la fanaticada de Cabeza de Vaca (vaca, la misma vaca) hayan salido a hacer la neymariña triple con chicharitiña incluida para tratar de lavarle la cara a su jefe que la tenía más sucia que un payaso con peluca verde, o que la dotora Denise Dresser, en un protagónico y provocador ejercicio de los que acostumbra, haya ido a la Marcha del 2 de octubre a manifestarse contra la militarización que no es militarización. Lo primero era lógico porque entre Gil Zuarth, Lozano y la Rabadán nos querían hacer creer que Tamaulipas era como Nueva Zelanda en un tonito no solo lastimero sino cursi, que es peor. Lo segundo también era lógico porque a la dotora Dresser le encanta el protagonismo y como sus bailes reguetoneros no funcionan (ni los escritos, ni los tuiteados, ni los bailados), pues mejor se lanzó a la marcha conmemorativa de la matanza de estudiantes (de la que no es para nada asidua) con la esperanza de generar más escándalos que los muy pobres hackeos de los Guacamaya Freaks de Carlillos Loret, antiKapuscinski mayor. Y luego te vendieron “El hackeo más grande de México” con una notable falta de carnita periodística (se diría que la curaduría la hicieron entre Peniley Ramírez, Anabel Hernández, el papá de Loret, #LordCuchillo y el ChikiliQuadri) hecha de revelaciones que no revelaron nada y que fueron desactivadas con una rola de Chico Che. Decepción, yo esperaba una conexión AMLO-Putin para esconder matrioshkas en tamales de chipilín, que hay un plan para hacer un campo de concentración de derechairos en la Zona Rosa, y que López Obrador es dueño de Mitikah, el Hunan y el Sonora Grill.
Como quiera que sea, también se podría pensar que el Waze político de doña Denise Dresser está mal calibrado y por eso en vez de ir a la movilización de FRENAAA se fue a la del 2 de Octubre del 68 creyendo —como creen todos los que padecen paranoia al revés— que los chairos a los que abomina la iban a recibir con loas por comparar al díazordacismo con la Cuatroté. Y luego para acabarla de amolar aparece Brozo, el Trujillo tenebroso y los Paleros de Alarzraki, alegando que los chavos que rechazaron a Denisse son los “camisas pardas” de López Obrador. O sea, repitan conmigo, exageré, exageré, exageré.
Si la dotora quiere hacer actos temerarios y kamikazes, que vaya con una playera de Morena a la Coparmex, para que la linchen de a deveras. O al KukluxPAN con una bandera que diga “I Love Alito”.