Este encabezado parecería irónico si no se correspondiera con la dramática realidad del entorno social mexicano, en el cual un día sí, y al siguiente también, se suceden acontecimientos de virulento derramamiento de sangre. Lo ocurrido en Irapuato donde murieron 12 personas víctimas de la violencia armada la tarde del pasado sábado, no difiere de otros acaecidos con mucha frecuencia en territorio nacional, y son elocuente demostración de los elevados índices de violencia que nos afligen, derivada de la impotencia gubernamental para contenerla. Por cierto, ese sangriento hecho en Irapuato se suscita cuando aún no aminora el ruido político provocado por la aprobación de la prórroga de la permanencia de las fuerzas armadas en acciones de seguridad pública; “mucho ruido y pocas nueces”, sería el adagio aplicable a nuestro entorno social. Porque, mientras la clase política discute la intervención del ejército y la marina en misiones de seguridad pública, estando vigente esa participación, de cualquier manera, la delincuencia sigue su avance incontenible, lo cual invita a preguntar si una vez aprobada la dicha prorroga se va a aminorar el embate delincuencial. Obviamente, una respuesta positiva no sería convincente. Entonces ¿dónde está la causa del avance delincuencial? De entrada, debemos reconocer que institucionalmente las fuerzas armadas forman un bloque de defensa muy superior a la fuerza que en su conjunto pudieran representar las hordas del crimen organizado, luego entonces tendríamos que buscar la causa de la frustrada lucha anticrimen en otras esferas de la vida pública. El gobierno ha promulgado la estrategia del “abrazo, no balazos”, en privilegio de supuestamente atacar las causas de la violencia, pero a cuatro años de vigencia de esa estrategia los hechos demuestran su fracaso y nada señala que en lo inmediato encontremos resultados positivos. De proseguir esa ruta el destino final será una estruendosa decepción con las graves consecuencias sociales que sufriremos. En cambio, se escucha al Secretario de Gobernación discursear sobre que realizará un “intenso” cabildeo con los Congresos locales para que aprueben la reforma constitucional acordada en el Congreso Federal, pero es simple simulación y aprovechamiento político de tema tan serio, porque MoReNa gobierna más de las 17 entidades cuya aprobación se requiere para completar el proceso legislativo, suficiente para cerrar la fórmula sin tanto estruendo de supuesta gestión política. Sería insensato desear para el gobierno un fracaso en tan sensible expediente social, pero, precisamente otra de las causas para no alcanzar éxito en el combate a la delincuencia consiste en que demasiada política en Seguridad Pública hace mucho daño, porque la indigesta y contamina.