“Es más fácil hacer leyes que gobernar”, decía el laureado escritor ruso León Tolstoi en una de sus clásicas reflexiones para referir las difíciles circunstancias por las que atravesaba la Rusia zarista de su tiempo. En contraste, durante su primer año de gobierno, 2019, en México el presidente López Obrador aseguró que gobernar no requería de gran ciencia; ambas opiniones deben ser aquilatadas tomando en cuenta el tiempo y las circunstancias de los opinantes, pues las respectivas visiones provienen de vertientes esencialmente diferentes, la de un escritor y la de un hombre de acción. Dejemos este interesante asunto a quien se interese en temas de teoría política, porque en realidad lo tomamos como referencia para abordar la interesante trama acerca del por qué Andrés Manuel López Obrador nunca se interesó por la actividad legislativa, pese a tener la oportunidad a su alcance para ser diputado y senador y engarzar una trayectoria parlamentaria de largo plazo, tal como fueron los casos de Porfirio Muñoz Ledo, Pablo Gómez, Jesús Zambrano, Jesús Ortega y muchos más de la nomenclatura del PRD, del PAN y del PRI, que aprovechándose del privilegio a su alcance alternaron sus tiempos como diputados y senadores durante los años dorados de la partidocracia en México. AMLO ha estado expuesto al ojo público durante poco más de 30 años, por ese motivo se le conocen aptitudes y limitaciones; entre las primeras está su recia actividad en labores oposicionistas al régimen político imperante y su iterativa campaña para recorrer todo el territorio nacional, nadie como él conoce palmo a palmo al país y a la gente de cada lugar, tal circunstancia le abonó el camino hacia la presidencia de la república; aunque no es posible precisar si fue condición determinante para acceder a su actual puesto político o influyeron con mayor peso la aberrante conducción de Peña Nieto en el gobierno de México, la corrupción y la desigualdad social que derivó en el enojo colectivo contra el establishment. ¿Por qué AMLO no fue diputado o senador pudiendo serlo? Si le preguntamos contestará que no es buscachambas ni oportunista, pero ya conociéndolo mejor en su faceta de hombre público, podemos inferir que como diputado o senador se le hubiera complicado el debate legislativo y concomitantemente su imagen de líder oposicionista hubiera sufrido constantes abolladuras. Por otro lado, la rutina de la agenda legislativa obliga a asistir por lo menos dos veces por semana al recinto legislativo, por conocerlo de muchos años tendríamos que preguntarle a la autora del Rey del Cash si cree que López Obrador cumpliría con esa disciplina. Dejamos para la “tenebra” la interrogante Cómo legislador ¿AMLO lo hubiera hecho mejor que como gobernante? De cualquier modo, debemos reconocer que como presidente López Obrador ha seguido y aplicado el mismo guion de sus antecesores priistas, pues, al igual que antaño, actualmente el Poder Ejecutivo legisla más que el Legislativo; porque, salvo que alguien con pruebas testimoniales en contrario demuestre lo contrario, este poder ha abdicado de sus funciones en obsecuente entrega al Ejecutivo, aquí y en todo México.