No muy bien debe estar observando el Secretario de Finanzas la situación financiera y presupuestal del gobierno estatal porque en su comparecencia ante diputados locales festejó que se han erogado miles de millones de pesos para pagar la Deuda Pública. Se oye raro, porque hasta ahora ningún gobierno precedente ha referido ese tema como un logro, pues se trata de cumplir con una obligación contraída oficialmente con el aval de las respectivas legislaturas locales. Obviamente, sería mucho mejor que el dinero destinado al servicio de la Deuda Pública tuviera un mejor destino, considerando los graves problemas en materia de salud, inseguridad y desequilibrios sociales que padece Veracruz. Pero la terca realidad nos presenta datos muy duros, ya que la deuda pública veracruzana iniciada en noviembre de 2004 con 3 mil 500 millones de pesos ya asciende a proporciones descomunales. ¿Cuál es el origen de la deuda pública veracruzana? Para entender la génesis de esa Deuda atendemos la recomendación de Aristóteles, quien sugiere considerar las cosas en su origen <tanto si se trata de una polis, como de cualquier otra cosa…>”. Siguiendo el conocido método de Jack, el famoso Inglés de no muy buenas referencias, vayamos por partes. Debemos remontarnos a 2004, el último año de la administración alemanista, cuando concertó un crédito por 3 mil 500 millones de pesos ((Con Banorte 2,600; con Banamex 600 millones y con Interacciones 300 millones). Sobre este asunto, el gobernador Miguel Alemán declaró que ese procedimiento estaba sujeto a que la federación cubriera al gobierno estatal un adeudo de 5,800 millones de pesos, que no cumplió, pero el préstamo sí procedió. En el segundo capítulo, el protagonista principal fue Fidel Herrera, cuyo gobierno, muy cumplidor, informaba que para julio de 2006 se habían pagado 886.9 millones de pesos (267.7 millones a pago de capital y 609.2 a pago de intereses), quedando un saldo a pagar de 3 mil 22.3 millones de pesos, eso dijo el Subsecretario de Finanzas, Salvador Sánchez Estrada; En ese mismo año se publicó que “La Flecha Murillo” (Secretario de Finanzas) se ocupaba del método de bursatilizar el 80% del impuesto a la tenencia y uso de automóviles para pagar la deuda de 3,500 millones; además con ese procedimiento se captarían, según el subsecretario Duarte de Ochoa, 6 mil 300 millones de pesos respaldados por el 80% de los ingresos de la recaudación del Impuesto sobre Tenencia o Uso de Vehículos. Una vez concretada la bursatilización, se dijo que el gobierno contaba con el dinero para pagar la deuda pública y que el resto se destinaría para obras de infraestructura, como el libramiento, la autopista Tuxpan-Tampico y San Julián-Paso del Toro, así como la ampliación y rehabilitación del sistema de agua potable de Coatzacoalcos, etc. Ya en la euforia bursatilizadora, Fidel Herrera procedió a impulsar la campaña para “convencer” a los alcaldes de acceder a bursatilizar el 20 por ciento que les correspondía del Impuesto a la Tenencia y Uso de Automóviles, 199 de los 212 entraron en ese redil. Ya Secretario de Finanzas, Javier Duarte aseguró que se obtendrían mil 500 millones de pesos, más el apoyo adicional del gobierno a los ayuntamientos enganchados, porque se trataba “de cambiarle el rostro a Veracruz”. Lamentablemente nada fue así porque la Deuda aumentó en proporciones estratosféricas con Fidel y Duarte de Ochoa, y lo peor es que nada de ese dinero quedó reflejado en el “nuevo rostro de Veracruz”. Pero fatalmente cierto, estaban tomando dinero prestado al futuro, pues las administraciones municipales posteriores al periodo estatal de 2004-2010, no recibieron ya nada del porcentaje correspondiente a ése impuesto, pero en cambio tienen el compromiso de pagarlo, porque lamentablemente varios años más tarde, aún ahora, después de pagar anualmente capital e intereses de esa deuda no ha sido posible saldarla, y es tal su peso financiero que sigue siendo objeto de continuas renegociaciones pues prácticamente se debe en su totalidad, según ha reportado la actual administración. Por eso y muchas cosas más estamos como estamos.