Política Cero
Contra todos los pronósticos, la Selección Mexicana de fútbol rompió todos los esquemas y por primera vez en mucho tiempo se vio como un verdadero equipo. Una cosa muy extraña, sobre todo después de meses de jugar de manera espeluznante y aburrida, aunque faltó el clásico pasito a la red. Eso sí, pero al menos vimos a estos jugadores rifándosela, sudando la camiseta, corriendo, barriéndose, y al portero Paco Meme Ochoa callando bocas (entre ellas la mía), al pararle un penal a un personaje como Lewandowski. Ya me imagino que Claudio XXX lo va a querer reclutar como candidato presidencial. Claro, es tan ducho que por güero es capaz de traerse al polaco.
Alguna extraña obnubilación debió padecer el delantero del Barça, como para fallar ese tiro penal. Tengo la impresión de que Pacomeme le sacó una foto de Lech Walesa, disfrazado de Donald Trump para distraerlo y lo logró. Recordemos que Walesa solía ser un gran líder del proletariado sin cabeza del Sindicato Solidaridad, se enfrentó al imperialismo soviético, y salió triunfante. Con ese bigotazo de morsa que lo caracterizaba, se veía como el gran constructor del futuro para los trabajadores. Incluso, cuando fue presidente, nombró al legendario guitarrista y rockero Frank Zappa (igual pensó que era zapatista) como ministro de Cultura de Polonia. Ya después con el tiempo Walesa se comenzó a pandear a la derecha, hacia el conservadurismo y a ser como son ahora Miguel Bosé y Joaquín Sabina, a quienes les da grima cualquier cosa que suene a la izquierda. El punto culminante fue cuando se convirtió en el amigo anticomunista favorito de otro gran anticomunista y mejor amigo del padrote Maciel, Juan Pablo II. Ahora vemos a don Lech convertido en un aplaudidor de Donald Trump y en un impulsor de Verástegui en la cumbre ultraderechosa pero decimonónica pero medieval, pero kukluxKlanista de Santa Fake. Ahí donde los mussolinistas y herederos de las glorias de la pasión cristera hicieron su nido.
Ya nada más le falta a Walesa levantarle la mano a Ricardo Monreal, ahora que hace más panchos telenoveleros que Sandra Cuevas. Pobre little Richard, padece lo que muchos en el sector opositors, una paranoia al revés y cree que todos lo veneran.
En una de esas veremos a mi Walesa vestido de Rosita Fresita como han exigido a su grey Claudio XXX, sin entender que eso reforzaría la idea de Verástegui, el gran inquisidor, de que la cosa esa meliflua y que quien encabeza es en realidad una “derechita cobarde”.