Agencias/Sociedad 3.0
Este martes las autoridades israelíes hallaron «una de las cuevas funerarias más impresionantes» jamás descubiertas en el país, que data de unos 2.000 años y que fue designada como «la tumba de Salomé», una de las comadronas presentes en el nacimiento de Jesús, según ciertas corrientes del cristianismo.
El sitio se encontró hace 40 años por saqueadores de antigüedades en el bosque de Lachish, ubicado entre Jerusalén y la Franja de Gaza, lo que llevó a excavaciones arqueológicas que revelaron una inmensa explanada que atestigua la importancia de esta cueva funeraria, de acuerdo a los arqueólogos.
El sitio, donde se hallaron cajas con huesos, incluye varias piezas y nichos excavados en la piedra. Se trata de una de las cuevas más «impresionantes» y «elaboradas» descubiertas en Israel, según la Autoridad de Antigüedades (AIA).
Primero, se destinó a ritos funerarios judíos y perteneció a «una rica familia judía que había dedicado muchos esfuerzos a la preparación de la cueva», detalló la misma fuente.
Esta se convirtió luego en una capilla cristiana dedicada a Salomé, lo atestigua la presencia de cruces y de una decena de inscripciones grabadas en las paredes que hacen referencia a ella.
«Salomé es una figura misteriosa», subrayó la AIA. «Según la tradición cristiana (ortodoxa), la comadrona de Belén no podía creer que se le pidiera dar a luz a una virgen, su mano se secó y sólo fue tratada mientras sostenía al bebé», afirmó.
El culto de Salomé y el uso del sitio continuaron hasta el siglo IX, después de la conquista musulmana, precisó la AIA.
La excavación de la explanada, que se extiende sobre 350 metros cuadrados, sacó a la luz puestos de tiendas que, según los arqueólogos, proponían lámparas de arcilla.