Por Edgar Hernández*
Si en el 2018 el “Efecto Peje” levantó en Veracruz un millón 667 mil 239 votos en favor de Cuitláhuac García, Morena prevé repetir, con su gallo o gallina, la demolición electoral para el 2024.
Nuevas y sucias prácticas electorales pretenden recetarnos récords como los registrados en las consultas ciudadanas y comicios intermedios.
El año pasado sospechosamente sufragaron un millón 586 mil veracruzanos, mientras en las elecciones intermedias del 2021 arrasaron en histórica votación llevándose 103 municipios y prácticamente todas las diputaciones locales y federales.
Para la sucesión gubernamental 2024, su meta es rebasar los dos millones de sufragios para la presidencial y una cifra arriba del 1.7 millones para la gubernatura.
Habremos de recordar que Veracruz posee el cuarto padrón electoral más grande del país.
Registros del año pasado refieren un padrón de 6.5 millones de ciudadanos de los cuales 2 millones 855 mil 303 son hombres y 3 millones 162 mil 843 son mujeres.
El padrón, sin embargo, para el 2024 habrá de superar los 7 millones, según el OPLE.
El punto es que Morena a estas alturas cuando la oposición sigue dormida, ya tiene confeccionada toda una estrategia electoral llena de claroscuros, como les gusta.
Desaparición y muerte para los opositores que repunten; auditorías y amenazas de cárcel para ediles y regidores resistentes a inclinar el voto en favor de la causa Morena a través de la presencia intimidatoria del crimen organizado.
Se repetirá la “Operación Carrusel” con el auxilio de la Guardia Nacional y el apoyo en papelería electoral fotocopiada, a cargo de los “Siervos de la Nación” y los ríos de dinero para la compra del voto.
En materia propagandística se repetirá la dosis.
No habrá campañas estruendosas. Tampoco propaganda inútil que inunde rancherías, calles ni ciudades; tampoco grandes comelitores ni discursos estentóreos estilo PRI, pero sí una labor a ras de tierra.
Casa por casa, manzana por manzana, barrio por barrio, colonia por colonia, serán peinadas por las brigadas de chaleco marrón. Son mujeres en su mayoría que llevan el padrón de registro para constatar datos, fechas de entregas de dinero y becas para chairos.
Llevarán, como en cada víspera electoral, nuevo aliento financiero para los viejitos a quienes darán adelanto en sus cobros bimensuales con un poquito más, tal como lo anuncia el Peje en cada víspera electoral.
Morena dejará además que las encuestas corran como ha sucedido en cada elección estatal, legislativa o municipal. Ellos traen sus números, sus estadísticas y tendencias reales y solo irán afinando a lo largo del camino, sus puntos débiles.
No se impedirá que la oposición festine victorias adelantadas inexistentes. Tampoco que llene espacios de periódicos, redes y spots de radio y TV con los cuentos de unidad y alternancia.
No volteará a ver, dialogar y negociar con líderes de opinión, columnistas o periodistas influyentes ya que -según ellos- tienen agarrados de los tenates al grueso de la población votante.
Finalmente, el día de la elección.
No habrá transporte ni alimentos gratis ya que ni en eso gastan, sólo estar pendientes de que ya votaron y lo comprueben con capturas de pantalla de sus celulares o fotografía de la boleta cruzada.
Ya en el OPLE, que es otro cuento, se dará el conteo.
La honorable titular que presume de imparcialidad, estará lista con su base de datos y algoritmos para hacer crecer la numeralia que garantice la abrumadora mayoría y atajar cualquier sorpresa ciudadana.
De ello estará pendiente el representante de Morena en OPLE. Al alba también estará la Secretaría de Gobierno de Eric Cisneros y la oficina de Bienestar de Manuel Huerta Ladrón de Guevara.
Finalmente, el candado del dinero.
La Secretaría de Finanzas estará lista como lo estuvo en las consultas ciudadanas y en la elección intermedia del año pasado, para atender los imprevistos, para las compras de conciencia de última hora, así como de los liderazgos renuentes que el mero día sacan el arma del chantaje.
A Morena no hay quien la pare a menos que la sociedad civil salga a las calles; que las clases medias participen; que los sectores de la producción se sumen; que la inteligencia convenza a los más de ir a sufragar; que los jóvenes se adelanten al futuro y que las mujeres inclinen el voto.
En esta sumatoria juegan un papel fundamental los partidos políticos quienes deberán dejar a un lado la modorra, los remilgos y divisiones, sus intereses personales y deslealtades.
En alianza, deberán postular a quien de verdad valga la pena. Al más honesto, al que ha trabajado y servido a Veracruz desde sus cargos de elección popular.
En esa pasarela debe considerarse a gente de probada honestidad en donde se apuesta por personajes como Pepe Yunes para garantizar la alternancia.
Y si este es el elegido, vamos a entregarnos sin reservas. Vamos a salir y a participar; vamos a sumarnos al cambio y no permitir que los corruptos e ineptos de Morena se metan de nuevo.
De otra suerte, un Gutierritos o una zacatecana serán quienes nos gobiernen.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo