+ La ingratitud de SSP hacia un legendario jefe policiaco.
+ El alcalde al que le dio “weba” firmar nuevas tarifas de luz.
+ Planta de Tesla podría ir al AIFA o al Corredor Interoceánico
Ojalá que en el hackeo al Buró de Crédito
hayan borrado mi deuda, Diosito
—Chopenjawer con mucha fe
Hace algunos años, un periodista tabasqueño comentaba en su columna que la fuga del “Chapo” (la primera vez, del penal de Puente Grande) era un posible arreglo entre el narcotraficante y el gobierno del entonces presidente Vicente Fox para así liberar al capo y que éste ayudara a combatir a los demás cárteles que se estaban volviendo un dolor de cabeza.
“Para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”, decía.
En ese entonces, el grupo delictivo más violento era el de Osiel Cárdenas Guillén, quien comandaba el “Cártel de Golfo”, una de las mafias más antiguas del país, cuyos antecedentes están en Tamaulipas desde la época de la prohibición del alcohol en Estados Unidos.
El brazo armado del “Cártel de Golfo” eran “Los Zetas”, que originalmente sólo se encargaban de la seguridad personal de Cárdenas Guillén o hacían trabajos “especiales” para combatir a sus rivales. Posteriormente, “Los Zetas” crearían su propia organización y se convertiría en uno de los grupos más sangrientos que dominó buena parte del país.
No es nueva esa estrategia de los gobiernos para negociar con los enemigos del cártel más poderoso y así tumbar capos de la talla de Pablo Escobar Gaviria, dirigente del Cártel de Medellín (en este caso, fueron los hermanos Rodríguez Orejuela, del Cártel de Cali). En el caso de México, también han habido casos donde los propios narcos ponen a sus rivales para quitarlos de su zona de influencia y hacerse del control de territorios.
De la primera fuga del Chapo se ha hablado hasta el cansancio que recibió ayuda interna del gobierno, pero todo ha quedado en el anecdotario periodístico. A quien señalan constantemente es a Enrique Pérez Rodríguez, ex secretario de Educación de Veracruz en el bienio pasado gobernado por Miguel Ángel Yunes Linares, y quien esa época era alto funcionario de las cárceles federales en el país. Que él habría ayudado a escapar al “Chapo” de Puente Grande, pero nunca se ha comprobado y mucho menos se le ha castigado por eso.
Lo que ya no hay duda —y ya lo podemos confirmar con el tiempo que ha pasado— es que durante el tiempo en que los panistas estuvieron en el poder presidencial con Fox y Calderón (donde también estuvo como parte del gabinete el ex gobernador veracruzano) siempre se protegió al Cártel del Pacífico, que a su vez también se fue desmenuzando y convirtiéndose en grupos como el de Sinaloa, Los Beltrán, Chapitos, el del “Mayo”, el de Jalisco, entre otros.
En Veracruz una constante que se comentaba entre policías y periodistas de la nota roja (en los momentos más álgidos de la violencia) era la obviedad con la que se protegía al Cártel del Pacífico o a grupos como los mencionados anteriormente. Que primero entraban las fuerzas armadas a arrasar contra los rivales como “Los Zetas” y detrás de ellos llegaban los “nuevos dueños de la plaza” a plantar su bandera, con la protección de autoridades federales y locales.
El juicio a Genaro García Luna en Estados Unidos y su veredicto de culpabilidad finalmente confirmó esa hipótesis y no es para menos: quien llevaba la estrategia de seguridad e inteligencia era el poderoso secretario de Seguridad Pública del panismo, que ahora se sabe sí ayudó y protegió al narcotráfico mientras estuvo en el gobierno federal.
García Luna, el hombre que movía los hilos policiacos en todo el país; es absurdo pensar que Fox o Calderón no sabían lo que su alto funcionario estaba haciendo.
Quien ya puso el dedo en la llaga fue el propio presidente López Obrador, desde su conferencia “mañanera”, mandando el mensaje de que García Luna podía ser testigo en EU, cuestionando si Fox o Calderón también estaban dentro de ese mismo esquema corrupto.
Insisto: suena bastante ilógico que los presidentes panistas no supieran lo que su “superpolicía” estaba haciendo; por lo menos son responsables de omisión, pero seguramente saben más de lo que hacía u ordenaban a García Luna.
De lo que sí son evidentemente culpables, es de que se hicieron y se hacen pendej*s.
Otro que seguramente lo conoce muy bien, porque es muy amigo suyo (así lo dijo) es el ex gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, quien siendo mandatario electo, tuvo una comida con el hoy preso en Estados Unidos.
Las declaraciones fueron retomadas por muchos medios en junio de 2016. Sus revelaciones las hizo en su entonces casa de campaña: “Desde luego que García Luna es muy amigo mío desde hace muchos años, trabajamos juntos cuando yo fui primero titular de la Secretaría de Prevención y de Readaptación Social, él trabaja en Gobernación también (…) Posteriormente fuimos compañeros en el sexenio de Felipe Calderón, en el un área de Seguridad Pública y yo en un área de Seguridad Social y mantenemos una gran relación, somos muy buenos amigos”.
“Tuvimos una reunión, una comida, en un restaurante de la Ciudad de México, una comida muy grata, con alguien que conozco, que conoce temas de seguridad. Tiene muy claro, muy, muy claro lo que se tiene que hacer en materia de tecnología, por ejemplo”.
Yunes recordó en ese entonces que él solo se acercaba a personas que saben y tienen experiencias y conocimientos pero que García Luna no estaba invitado a ser parte del gabinete: “fue una reunión de amigos, en la que únicamente hablamos de la cuestión de seguridad”.
El presidente López Obrador también ha comentado sobre la relación de Yunes y García Luna: el 20 de enero, en una conferencia “mañanera”, fue cuestionado sobre la relación, pero fue muy cauto: “no podemos hacer juicios a priori”, subrayó.
—Pero ¿qué pasará con el exgobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes?— le preguntaron.
—Pues vamos a ver si está involucrado o no. Pero no sólo con el gobernador de Veracruz, yo planteé abiertamente lo del expresidente Felipe Calderón, y manejé tres hipótesis y las sostengo (…) Entonces, no es nada más Yunes, es que esto tiene que ver con un asunto mayor. Porque también va a salir a relucir la vinculación con las agencias extranjeras, el papel de la DEA, de la CIA, del gobierno estadounidense, porque tengo entendido que lo premiaban (a García Luna) y llevaba a cabo acuerdos con autoridades de Estados Unidos.
Lo de García Luna aparentemente tiene mucho para rascarle y hundir a varios personajes del panismo de esa época tan nefasta; falta ver si, como “El Chapo”, el “superpolicía” decide mejor guardar silencio y esperar su sentencia, que podría ser de por vida.
Como dice AMLO: esto tiene que ver con un asunto mayor.
FE DE ERRATAS: Nayib Bukele es presidente de El Salvador. En la pasada columna, por un lapsus, puse que era presidente de Guatemala. Ya sabe: la edad y el Jack Daniel’s.
NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Hace 5 años falleció el legendario jefe policiaco Alfonso Lara Montero, uno de los fundadores y pilares de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, pero como ese oficio es muy ingrato, nadie se acuerda de quien llegó a pacificar el estado durante varias décadas. Es más, pocos policías de las nuevas generaciones conocen la propia historia de cómo se formó la SSP y sus orígenes como policía rural y luego como Dirección General de Seguridad Pública… Sí, Lara Montero tenía una reputación de ser un “bad modafoca” bien hecho, pero al final de cuentas ni modo que pongas a un enclenque sin liderazgo a dirigir a la policía de Veracruz… Ahora la Secretaría de Seguridad Pública se desdibuja entre estupideces y payasadas como la del pasado secretario que quiso agarrarse a golpes con otro del gabinete o la de catalogar como “generador de violencia” al alcalde de Río Blanco (recientemente detenido), siendo corregidos por el propio gobernador Cuitláhuac García Jiménez en reciente conferencia de prensa… ¡Si supiera, Don Alfonso, el despapaye que se traen! Por cierto, salúdeme a Don César y dígale que se le extraña mucho.
OTRA NOTA: Lo platica un muy querido amigo sureño, sobre lo que comenté en la pasada columna sobre las tarifas de luz que podrían ser reclasificadas en Veracruz y la lucha que comenzó hace poco más de 20 años en Coatzacoalcos: “Tony Williams (el empresario que encabezó el movimiento) sí logró bajar la clasificación de B a C en toda la región; Coatza, Las Choapas, menos Agua Dulce, porque al alcalde de esa época del PRD, Jorge Luis Pérez León, le dio weba ir a Villahermosa a firmar el documento; por lo que Agua Dulce paga tarifa B como si tuviéramos el clima de Cuernavaca”… No cabe duda de que los hay, los hay.
LA ÚLTIMA PORQUE ORGANIZANDO VIDA: Hasta el momento Perote y el puerto de Veracruz ya levantaron la mano para pedir que instale la codiciada planta de Tesla en sus respectivos municipios. El diputado de Perote, Paul Martínez, justificó diciendo que ahí hay un clima privilegiado, hay extensiones de tierra suficientes y la mejor ubicación geográfica por su cercanía a la capital del estado, la Ciudad de México y Puebla. Recordó que también en su momento, la empresa alemana Volkswagen se interesó por invertir, pero lamentablemente los gobiernos anteriores espantaron la inversión… En el caso del puerto de Veracruz, pues sobra decir que es el puerto más importante del Golfo de México y que tiene una reconocida capacidad en el manejo logístico de los automóviles nuevos que llegan de diversas partes del mundo… Habría que apuntar que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador es el que está interviniendo para que la planta de la automotriz se instale en territorio cercano al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), lo que elevaría su productividad y afianzaría su posición como terminal aérea global… Otra versión indica que AMLO buscaría que se instale dicha planta en territorio del Corredor Interoceánico, la magna obra del Istmo de Tehuantepec, que une a los océanos Atlántico y Pacífico, para darle uso a sus parques industriales… Ya sea el AIFA o el Corredor, pero si se instala en alguno de estos lares, la planta de Tesla se convertiría en un huevote de la 4T para cacarear a todo pulmón.