Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
Las pláticas entre la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai y la secretaria de Economía de México, Raquel Buenrostro, el viernes pasado, no terminaron nada bien. De acuerdo con fuentes del Gobierno mexicano, no hubo manera de que la dura Buenrostro convenciera a la aún más dura Tai sobre las razones del gobierno lopezobradorista para reducir y limitar sus importaciones de maíz estadounidense, a partir del concepto ideológico y nacionalista de «proteger las variedades del maíz nativo» de nuestro país.
Al final, al no haber acuerdos ni entendimientos sobre el decreto modificado del presidente López Obrador del pasado 13 de febrero, que no convenció ni al gobierno de Joe Biden ni a los productores de maíz estadounidenses, todo indica que se viene una nueva disputa entre los dos países en el marco del TMEC, justo cuando aún está librándose la pelea por la impugnada reforma energética de López Obrador. Anoche, la misma Secretaría de Economía mexicana informó en un comunicado del fracaso de las negociaciones y, aunque no lo dijo como tal, aceptó que Estados Unidos podría iniciar una nueva queja contra México por el citado decreto, pero dijo que si lo hace sería «por motivos políticos, porque su queja «carece de fundamentos comerciales».
«El diferendo de Estados Unidos sobre el decreto que regula el maíz transgénico carece de fundamentos comerciales. Su motivación, en realidad, es política. Si Estados Unidos quisiera llevar el diferendo a un panel en el marco del TMEC, tendría que demostrar cuantitativamente, es decir, poner en cifras, algo que no ha ocurrido: que el decreto del maíz afecta comercialmente a sus importaciones», dijo la dependencia que encabeza Raquel Buenrostro, en un reconocimiento público y tácito de que fracasaron el diálogo y las negociaciones.
Curiosamente, el mismo argumento que ahora utiliza la Secretaria de Economía, para decir que no hay materia ni razones comerciales para que Estados Unidos argumente una afectación comercial por el decreto mexicano que limita la importación de al menos seis de los 14 productos biotecnológicos que compramos a Estados Unidos, es exactamente la misma argumentación con la que el presidente López Obrador negaba que el Gobierno estadounidense fuera a solicitar un panel para revisar su reforma energética, por considerar que afecta la competencia y la certidumbre de las inversiones de su país en la energía mexicana.
«No habrá ninguna violación al TMEC, no estamos incumpliendo ningún compromiso. No vamos a ceder porque es un asunto de principios, tiene que ver con nuestra soberanía», repetía constantemente López Obrador antes de que Estados Unidos y Canadá impugnaran su política energética y solicitaran paneles para revisarla. Luego, sorprendido y molesto cuando se presentaron las quejas de ambos países, en julio de 2022, el Presidente atribuía las demandas a motivos políticos, exactamente lo que ahora dice Buenrostro de la disputa por el maíz. «Se trata de una sanción de tipo política, nos vamos a defender… Tengo indicios de que esto tiene que ver con intereses creados», decía el Presidente cuando las quejas ya estaban en marcha en el TMEC.
Después, en el mes de octubre pasado, el mandatario mexicano afirmó en su conferencia mañanera que Estados Unidos ya se había desistido de ir a paneles en su queja energética contra México. «Ellos han decidido no dar el paso hacia un panel y se busca un acuerdo, un arreglo, que no haya confrontación», declaró López Obrador, pero de inmediato, el embajador Ken Salazar salió a corregir al presidente mexicano y a negar tal desistimiento, diciendo que las consultas continuaban, mientras que desde la Oficina Comercial de Estados Unidos (USTR) también dijeron que seguirían dialogando con México pero «en caso de que las consultas no aborden nuestras preocupaciones, Estados Unidos puede solicitar un panel para resolver el asunto».
Parece que, ahora con el maíz transgénico de los Estados Unidos, cuya importación primero fue prohibida totalmente por el decreto presidencial de 2020 y luego se intentó suavizar dicho decreto con la nueva versión modificada por López Obrador el pasado 14 de febrero, para tratar de evitar una disputa comercial, se repite la misma historia que con la política energética. Los cambios al decreto, que permitieron mantener la importación de algunas variedades de maíz estadounidense transgénico, pero mantuvieron limitaciones y condicionantes a otras, no fueron suficientes para que Estados Unidos retirara su amenaza de disputa comercial en el marco del TMEC.
Y aunque según el comunicado de Economía de ayer por la tarde, el decreto modificado responde a las explicaciones y argumentos científicos demandados por Estados Unidos para justificar la prohibición o limitación de importaciones de su maíz amarillo, está claro que esas explicaciones no fueron suficientes para Katherine Tai que, según las fuentes mexicanas, terminó su reunión del pasado viernes con la secretaria Buenrostro, con la amenaza directa de empezar una nueva queja contra México y el gobierno lopezobradorista por violaciones al TMEC con su decreto contra el maíz transgénico. Luego, cuando la disputa estalle, se llamarán de nuevo sorprendidos e indignados… Los dados mandan Serpiente Doble. Caída libre.