Por Edgar Hernández*
Coatepec transitó, en menos de cuatro años, de “Pueblo Mágico” a “Pueblo Trágico”, luego de la entrega de la plaza a carteles delincuenciales con el permiso de la autoridad.
El cobro de piso, control del mercado y centros de abasto, secuestros exprés, trasiego y venta de drogas, así como espectaculares balaceras y disputas por la plaza, forman parte del nuevo escenario coatepecano donde la criminalidad se asentó en fastuosas residencias al pie de ríos y hermosos escenarios naturales.
Xico y San Carlos son los nuevos territorios de las sedes de los capos, todo al amparo y complicidad de los gobiernos federal, estatal y municipal.
Coatepec, es el enclave del Bola #8.
Es el Coatepec de hoy donde las familias jalapeñas empezaron a dejar de ir los fines ante la galopante inseguridad; donde los naturales del lugar ya no salen de noche; donde la migración de familias enteras es la constante.
Es el lugar donde la criminalidad se mueve a sus anchas.
Tal como describe puntualmente el columnista Alfredo Quezada en “Barra Libre”, son miles de vecinos de la tierra de María Enriqueta los que coinciden en que “ese que se dice alcalde, el tal Raymundo Andrade Rivera, no tiene idea de la responsabilidad que lleva sobre su enclenque espalda”.
Hay complicidad declarada.
Y es que, desde su arribo a la alcaldía, la negligencia y los atropellos a la población han sido la constante.
El otrora tan seguro y próspero municipio lo ha convertido en traspatio de la capital.
Lo ha dejado en manos del Bola #8 donde estableció su residencia permanente, en un lujoso fraccionamiento en San Carlos -de hecho, todo el fraccionamiento es de él- al cual obedece a ciegas.
En anterior entrega señalamos que desde la llegada del alcalde Rivera, de extracción morenista, este pueblo mágico, patrimonio de la humanidad, se había convertido en escenario de corrupción, violencia y muerte.
No solo por la entrega de la plaza, sino porque las instituciones de gobierno fueron dispuestas para la familia y las regidurías (electas) en bastiones a modo, con gente de baja estofa señalados como golpeadores de mujeres, drogadictos y rateros.
Es el lugar donde la permisividad delictiva ha dado lugar a que grupos de invasores de tierras como “Antorcha Campesina” hagan y deshagan.
Todo al amparo del desgobierno de Raymundo, quien ha hecho de Coatepec el imperio de los asaltos, denuncias de comerciantes y empresarios del menudeo por la ausencia de seguridad y la ciudadanía misma por las repetidas violaciones a los derechos humanos, expuestos ante la CEDH (Expediente NOQ-057-2022) y la Fiscalía del estado (FECCEV/605//2022).
Desde el arranque de su administración, el edil entregó el manejo de la alcaldía a la Síndica, Lidia Rubí Martínez y a la Regidora Tiziana Quijada, quienes son manejadas desde Xalapa por el Bola #8.
También incrustada en el poder está la hermana del alcalde, Cristina Andrade Rivera, quien desde el DIF municipal mueve los hilos de poder del ayuntamiento.
Sin embargo, lo grave es la ausencia de gobernabilidad ha dado lugar –como lo escribe Mary Paz Rojas, en “El Regional”, a serios problemas como el de la basura. “Son 70 toneladas diarias las que arroja la ciudad, mismas que se mueven a ¡Altotonga!”.
Y, por si los problemas en Coatepec no fueran suficientes, semanas atrás la opinión pública conoció la vida loca que lleva el Regidor Primero, Aldo Antonio Trejo Morales, quien ha sido denunciado por maltrato y abuso de mujeres.
Su propia esposa, después de la vida de infierno a la que la llevó, se divorció sin recibir pensión alguna para los hijos como mandata la ley.
Hoy Coatepec agoniza.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo