La tragedia de la muerte de 40 migrantes indocumentados en un centro de detención del Gobierno mexicano en Ciudad Juárez, que se incendió la medianoche del lunes pasado, es consecuencia dolorosa de la desordenada política migratoria del país. La incapacidad, ineficacia y corrupción de las autoridades migratorias mexicanas han vuelto a aflorar en medio de la peor crisis de migración ilegal procedente de Centro y Sudamérica.
Las cantidades de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos, pero que son devueltos y obligados a permanecer en México mientras les resuelven sus peticiones de asilo -según los acuerdos políticos entre los dos gobiernos- rebasa con mucho los protocolos del Instituto Nacional de Migración, de las ciudades fronterizas y termina exponiendo a los migrantes que se quedan involuntariamente en el territorio mexicano a dos peligros fatales: o ser víctimas o esclavos del crimen organizado o a la muerte.
El que ayer el propio presidente López Obrador -y después de él muchos de sus seguidores en redes sociales- hayan tratado de justificar la horrible muerte de los 40 migrantes, en su mayoría guatemaltecos y venezolanos, y la intoxicación y quemaduras de otros 28 retenidos en ese centro migratorio del INM, argumentando que «el incendio se originó por una protesta que ellos iniciaron», es un acto de mezquindad, pero también de desinformación ante una tragedia de tal dimensión.
Porque si bien es cierto que los venezolanos y guatemaltecos causaron el incendio al prenderle fuego a sus colchones a manera de protesta, al parecer porque serían deportados, lo cierto es que la causa de su muerte, por asfixia y quemaduras, se debió a que los funcionarios del centro de detención los dejaron encerrados en el área de confinamiento, nunca les abrieron la puerta para que salieran al esparcirse el fuego, ni aplicaron protocolos de emergencia que debía tener por ley esa instalación migratoria.
Hay un video de seguridad grabado por las propias cámaras del INM y que fue difundido ayer por el Gobierno de Chihuahua, en el que se puede ver cómo hay varios oficiales del INM que están dentro de las instalaciones y observan la protesta desde afuera de las celdas y que, aun cuando los migrantes ya le habían prendido fuego a los colchones y algunos de ellos se acercan a la reja tratando de salir, nunca reciben ayuda de los funcionarios del Instituto que, en vez de abrir las rejas y evacuar rápidamente a los migrantes, abandonan el lugar y los dejan a su suerte, mientras en la imagen de video se ve cómo todo el lugar se va llenando de humo y crecen las llamaradas dentro de las celdas de confinamiento.
La posición oficial la asumió el INM en un comunicado en el que informó de los hechos en los que murieron 40 personas migrantes extranjeras y otras 28 resultaron heridas de gravedad y fueron trasladadas a cuatro hospitales locales. El mismo Instituto dijo haber presentado una denuncia ante las autoridades para que se investigue lo sucedido y se proceda si hay responsabilidades. Dijo haber entablado contacto con autoridades consulares de los países de origen de los migrantes muertos para identificar a los fallecidos y apoyar a sus familiares. Llama la atención que el INM, cuyo titular Francisco Garduño se trasladó desde ayer a Ciudad Juárez, cierre su comunicado diciendo que «rechaza enérgicamente los actos que derivaron en esta tragedia», como si reconociera que hubo acciones de sus funcionarios que contribuyeron al saldo fatal.
Y aunque el Instituto Nacional de Migración forma parte de la Secretaría de Gobernación y de hecho sus comunicados tienen el logotipo de esa dependencia, ayer el titular de esa dependencia, Adán Augusto López, dijo que el encargado del tema migratorio es el canciller Marcelo Ebrard, porque así se establece en un acuerdo al interior del Gobierno. «Habrá quienes me dicen, bueno y ¿por qué el Secretario de Gobernación no quiere hablar del tema, si él es el encargado de operar el sistema migratorio? Aunque formalmente es la Secretaría de Gobernación, para efectos administrativos, hay un acuerdo al interior del Gobierno y es Marcelo, el secretario de Relaciones Exteriores, quien se encarga del tema migratorio», dijo en una entrevista radiofónica, aunque el mismo titular de la Segob reconoció que hay una responsabilidad compartida y está dispuesto a dar la cara.
En la cancillería no hubo una respuesta oficial al señalamiento de Adán Augusto, aunque funcionarios comentaron extraoficialmente que «la parte que lleva la SRE es la negociación de temas migratorios con otros países. Es claro que no llevamos la parte operativa», dijeron. Por la noche el canciller Marcelo Ebrard informó a través de un hilo en Twitter que desde temprano su dependencia estableció contacto con autoridades de Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, El Salvador y Venezuela para informarles de la tragedia y transmitirles la indignación y el compromiso del Gobierno de México para esclarecer los hechos y sancionar a los responsables. Dijo Ebrard que la Segob y el INM son los que le proporcionaron la información sobre los muertos y heridos y que, según le informó la FGR, «los responsables directos de los hechos ya fueron presentados ante la Fiscalía».
Y sin responder a su compañero de gabinete y también, como él, «corcholata» presidencial, Adán Augusto, el Canciller pareció aludir a sus declaraciones en el último mensaje de su hilo: «Es una gran tristeza lo ocurrido. Dejo cualquier consideración de índole política para otros momentos. Cada cual debe hacer lo que le corresponde en esta hora».
En todo caso, más que el juego de echarse la bolita, culpar a los muertos o de evadir responsabilidades, el gobierno de López Obrador tendrá que dar la cara por esta tragedia y asumir los costos de una noticia que ayer ya le daba la vuelta al mundo. Ojalá el tema no quede en algunos guardias migratorios que actuaron inhumana e indolentemente al no evacuar el lugar, ni aplicar protocolos de emergencia, dejando morir asfixiados y quemados a los migrantes. Porque esos guardias sin duda tienen responsabilidad, pero también la tienen quienes son responsables de conducir una política migratoria que, en cuatro años y medio, no pudo ni supo manejar la peor crisis migrante de la historia… Se agitan los dados. Capicúa. Repetimos tiro.