viernes, noviembre 22, 2024

No a la igualdad…

El tener hijos, independientemente del aspecto machista y feminista que ciertamente reviste; es un acto natural, es decir, lo dicta la propia Madre Naturaleza.  Y es común a todos los seres vivos.  Incluyendo por supuesto, y primordialmente, a las plantas.  Se conoce como el instinto de la conservación de la especie.  Sin cuyo instinto, nada existiría…

Y está bien que la especie humana seamos híbridos, es decir, como las mulas, de padres de diferente raza, producto de algún ser extraterrestre, o sea, de un ser que llegó del espacio, del cielo, del Nirvana, o de donde quieran; y de una homínida…

Se supone preferentemente homínida; aunque no se descarta que haya podido ser de un homínido con una extraterrestre y de ahí vienen las diferentes razas; aunque generalmente los homínidos son estériles…

El caso es que, debido a ello, no formamos parte como eslabón de alguna cadena ecológica.  De hecho, se puede decir que salimos sobrando en este hermoso Planeta, que nos da todo lo que tenemos y al que tan mal le pagamos.  Se llama ingratitud; o, literalmente poca madre…

Y refiero literalmente, porque así es.  El mundo es un desmadre, es decir, los seres humanos, con pocas excepciones, no somos criados por madres.  Ellas tienen que trabajar para poder mantenernos.  Lo que antes no sucedía así…

Y no es culpa de las madres, ni tampoco de los padres, que antes presumían tener muchos hijos y los mantenían.  Hoy ambos tienen que trabajar, para poder tener hijos que los crían otros.  Es ridículo.  Es contra natura…

Sí, ciertamente hay especies que nunca conocen a sus hijos y que la propia Naturaleza se encarga de guiarlos, dotándolos de instintos que no tenemos los mamíferos, pues ninguno podría sobrevivir por sí solo…

No es culpa de las madres, ni de los padres; es culpa del Estado, es decir, de todos.  Los dirigentes tampoco tienen madre; por eso estamos como estamos.  Bueno, no todos.  Y ese es el punto.  ¿Por qué no todos?…

Y aquí quiero referirme al Maestro Hipócrates (460 – 370) quien, por sus conocimientos médicos, cuando era llamado para atender una epidemia; no sólo acudía para saber cómo podía ayudar a los enfermos, sino que estudiaba a los sanos para saber por qué no se habían enfermado…

Siguiendo sus sabios consejos, hay que voltear a ver quiénes en este mundo tiene una sociedad más civilizada que la que tenemos aquí en México -lo que no está nada difícil-.  En donde no haya la miseria social y ética que lleva a crímenes y delitos de todo tipo…

En una palabra, que no vivan en el des madre, o sea, donde los ciudadanos sean criados por sus madres.  Porque lo que hace falta en México, son madres…

Con la estupidez de la igualdad de género, creen las mujeres que tienen los mismos derechos que el hombre; y están totalmente equivocadas.  No somos iguales; y proponerlo ofende a los hombres… 

A los que aceptamos ser como los machos de La Naturaleza.  Porque entre ellos los animales, las hembras no son iguales a los machos y cada cual tiene un rol distinto.  Pero los machos protegen a sus hembras y ven por sus críos…

Las mujeres que trabajan para mantener a su familia, de ninguna manera merecen un trato igual en lo que respecta al salario, prestaciones y demás.  En igualdad de conocimientos y responsabilidades, el sueldo podrá ser igual, pero no las prestaciones ni las horas de trabajo…

En Finlandia, si una empleada queda embarazada, a los pocos meses la mandan a su casa y continúa percibiendo su sueldo hasta que el hijo cumple 3 años de edad; y si quiere seguir cuidándolo, entonces le pagan la mitad de su sueldo hasta que el crío cumpla los 7 años…

Entonces pueden regresar a su puesto sin siquiera perder antigüedad.  Y algo más.  Allá, hasta las prisiones las han convertido en “hogares” para quienes no pueden valerse por sí mismos.  Por eso es por lo que hay que luchar. No a la igualdad.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

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