jueves, diciembre 26, 2024

Regina: Crimen «lucrativo»

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Este viernes 28 se cumplen 11 años del asesinato de la periodista Regina Martínez, corresponsal de Proceso en Veracruz. Por este motivo, en su edición de esta semana la revista fundada por el extinto Julio Scherer García publica una reseña del libro “En la boca del lobo: un asesinato, un encubrimiento y el verdadero costo de silenciar a la prensa” (Bloomsbury Publishing/octubre de 2022), así como un texto exclusivo de su autora Katherine Corcoran, exjefa de la oficina de la agencia internacional de noticias Asociated Press (AP) para México y América Central y excolumnista del Washington Post, el Houston Chronicle y Univisión Online, entre otros medios.

Corcoran, quien actualmente codirige el programa de reportaje bilingüe en la Escuela de Periodismo y Comunicación de Masas Walter Cronkite de la Universidad Estatal de Arizona y el MásterLAB en Edición de investigaciones periodísticas que auspicia la organización Quinto Elemento Lab en México, asegura que “hay alguien muy poderoso detrás el asesinato” de Regina, ya que después de 11 años de haberse cometido “hay mucho temor” y “nadie quiere hablar”.

Entre sus argumentos, la periodista norteamericana señala que el gobierno de Javier Duarte pagó a periodistas para que difundieran la versión oficial que pretendió desvincular el homicidio de Regina de su labor periodística y calificarlo como un “crimen pasional” por la supuesta relación de la reportera con uno de sus asesinos. Corcoran dice que obtuvo la declaración de un periodista veracruzano que reconoció haber recibido 300 mil pesos del exgobernador priista actualmente preso para circular ampliamente esa historia. “Me ayudaste mucho”, le habría dicho Duarte de Ochoa sobre el caso de la corresponsal de Proceso.     

“Muchas personas a las que me acerqué porque podrían tener información me dijeron ‘No me meto en líos’. ¿A qué líos se refieren?”, cuestiona la estadounidense.

“Si el asesinato de Regina no tuvo que ver con su trabajo, ¿por qué los testigos clave fueron torturados para que firmaran la versión estatal de los hechos? ¿Por qué ninguna de las pruebas apunta a ninguno de los presuntos sospechosos?”, se pregunta Katherine Corcoran, cuya investigación sobre este homicidio constituye la columna vertebral de su libro, quien refiere que la corresponsal de Proceso “fue encontrada muerta a golpes y asfixiada en su baño el 28 de abril de 2012, después de más de 20 años de escribir historias que a menudo eran duras para los funcionarios de los gobiernos estatal y federal. No investigó sobre los cárteles de la droga, contrariamente a mucho de lo que se ha escrito sobre ella. Cubrió la corrupción en la administración pública. Siempre trató de seguir el rastro del dinero y manifestó su frustración a compañeros cercanos por la opacidad de las finanzas públicas en Veracruz.”

En un texto escrito especialmente para Proceso, Corcoran reprocha que la Fiscalía Especial  para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) “parece cómplice en encubrir el caso”, pues apunta que “lo mantiene abierto sin hacer absolutamente nada e impide que se conozca la información que podría señalar el trabajo de Regina como el móvil de su asesinato”.

No obstante que son delitos federales, recrimina que la FEADLE “ha mantenido el caso abierto, pero información clave sobre lo que realmente le sucedió a Regina la ha dejado fuera del ojo público, sin absolutamente ningún progreso o resultado”.

Relata que a fines de 2015 entrevistó al entonces titular de la FEADLE, Ricardo Nájera, y que éste le dijo que la fiscalía a su cargo había cerrado su versión del caso de Regina porque el estado de Veracruz había resuelto el crimen.

Corcoran grabó esta conversación, en la que el fiscal Nájera le dice que “para nosotros ya está cerrado, porque hay una gente sentenciada (Jorge Antonio Hernández Silva, “El Silva”, quien recibió 38 años de cárcel) y falta otra por ser detenida (José Adrián Hernández Domínguez, “El Jarocho”) pero un juez ya compromete que hay una responsabilidad”.

“Ok, y que no tenía que ver con libertad de expresión”, le replica la periodista.

“Nada”, le responde el entonces titular de la FEADLE.

Sin embargo, cuando Corcoran pide una copia del expediente, que en ese momento se hizo público, Nájera se lo negó. Y comenta que cuando intentó con su sucesor obtener una copia, “me dijeron que el caso aún estaba abierto y sigue así hasta el día de hoy”.

La periodista insiste en que el homicidio de Regina habría tenido que ver con su oficio periodístico. “Si no tuvo que ver con el trabajo de Martínez, ¿por qué Jorge Carrasco, ahora director de Proceso, recibió un aviso de que los funcionarios estatales se estaban reuniendo en Xalapa para secuestrarlo en la Ciudad de México después de que expuso todas las irregularidades en el caso por la revista?”.

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