Un ejercicio ciudadano contra la corrupción, las complicidades y simulaciones en el sector público consiste en traer a la memoria colectiva las trampas diseñadas por quienes ejercen el poder para beneficiarse a costa de la comunidad que dicen gobernar, aunque paradójicamente se comportan en sentido contrario a los cánones prescritos para una buena administración pública. Ahora que casi una centena de municipios veracruzanos claman por apoyos gubernamentales para enfrentar los estragos causados por la severa sequía que los aqueja, viene a mente aquel enorme despropósito de Duarte de Ochoa de construir una presa en el Rio La Antigua, a la altura de Jalcomulco, todo para corresponderle a una empresa filial de Odebrecht algún favo$ recibido. De entrada, Duarte le encargó a su vocera (una señora que también abusó del cargo para enriquecerse, pero que gracias a “la verdad jurídica” sigue su proceso en libertad, pese a que “la verdad histórica” le registró un explosivo crecimiento patrimonial) preparar a la opinión pública para convencerla de las bondades de aquel proyecto. La vocera fiel a su vocación comenzó desinformando al asegurar que Veracruz era el estado “con la mayor inversión privada de América y de México”. Y, claro, fundamentó su aserto en la inversión que Odebrecht planeaba hacer a través Brasken-Idesa en Etileno XXI en Coatzacoalcos, “seis mil millones de dólares”, aunque no se ocupó en señalar la fuente en la cual abrevó para asegurar que en nuestro Estado estaba la mayor inversión extranjera de América. Pero ella solo hacía su trabajo para quedar bien con quien le permitía sus conocidas acometidas al recurso público bajo su encargo. En realidad se trataba de la bienvenida a Odebrecht, que ya actuaba como el lobo cuando entra al corral y se engulle a las gallinas empieza su caza de otras presas, en este caso hidráulicas, porque además también pretendía construir otra en el río Atoyac. En oficio 075/2013 de 4 de marzo Duarte presentó al Congreso local la solicitud de autorización para el desarrollo del Proyecto de Propósitos Múltiples Xalapa, en la modalidad de proyecto de prestación de servicios. Sustentó la solicitud en el problema de abastecimiento de agua a la capital de Veracruz. Además, también autorizó un aumento de capital a este Proyecto hasta por 355 millones 795 mil 600 pesos. Ese Proyecto consistía en la construcción de una hidroeléctrica para traer agua a Xalapa desde el Río La Antigua, en Jalcomulco. Afortunadamente la operación política falló, pues en vez de cabildear para convencer a los ribereños de las “bondades” de ese proyecto lo dejaron a la deriva dando oportunidad a los grupos defensores del ecosistema, entre ellos el entonces alcalde de Jalcomulco, para organizar la protesta pública contra el daño que causaría al microsistema la construcción de una presa en ese rio. Gracias a la férrea oposición ciudadana se evitó el enorme daño ecológico a la región, mientras que a la población metropolitana de Xalapa y municipios colindantes se le evitó pagar elevadas cuotas por el suministro del agua entubada traída por bombeo hasta estas alturas. En retrospectiva, ahora podemos dimensionar el grave perjuicio que puede ocasionar una errónea política pública diseñada al margen del beneficio social, solo para saciar las ansias de un absurdo ejercicio patrimonialista del poder.