Lo veo como el América de la política… lo odian o lo aman. Cae bien o es un gancho al hígado… de él he escuchado lo agrio del opositor como la miel del opositor. De diputados, de alcaldes y hasta de dirigentes partidistas.
Por otro lado, músicos, payasos, ciudadanos de a pie, estudiantes, han contado anécdotas en torno a este personaje de la política que sin duda, se ha convertido en un fenómeno singular del quehacer político fuera y dentro de Morena.
Juan Javier Gómez Cazarín estuvo el sábado haciendo “Tekio con Tokio” en Hueyapan. Fueron 140 metros de pavimento los que la comunidad escolar y él echaron desde antes que saliera el sol hasta sabrá Dios la hora en que se acabó. Un amigo, al ver las fotos del diputado, exclamó: “El Tío Fide era único en estos terrenos… el personaje es un farsante”. Aquí se sustenta la teoría del América: Al Carón lo aman o lo odian.
Es cierto, hay una diferencia abismal entre Tío Fide y el de Hueyapan aunque igual hay similitudes… Cuando el de Nopaltepec acabó por ser Gobernador, mantuvo su campaña a tal grado de que pintó a Veracruz de rojo y a donde quiera que llegaba, era el hombre-orquesta, quien llevaba la batuta e imponía los temas. Incluso, el mismo apodo (de tantos que tuvo, pero el que se decidió para su mandato), pretendía hacerlo próximo, cercano, familiar y amigable con la raza de bronce… el Tío Fide.
Fidel Herrera tenía fijación por los taxistas… sabía que eran excelentes replicadores y por eso, cada vez que podía y quería, en lugar de subir a su camioneta, de imprevisto, ya abordaba un taxi y generaba el caos en sus escoltas… ¡vamos! De esa forma conoció a Julio Cerecedo cuando ruleteaba el huasteco por el Puerto jarocho.
En cambio, Cazarín gusta del contacto directo con la raza de bronce, habla como ellos, viste como ellos, anda en short, en tenis, sin calcetines, se fleta cargando bultos de cemento, anda en chinga, baila chunchaka (no sé si sea el término correcto), aúlla (porque no canta y él lo reconoce… lo de no cantar; lo del aullido es mío), y siempre está en constante campaña pero muy distinta y distante a la que Tío Fide hizo en su momento. Sí, nada que ver uno con el otro, porque en uno se recuerda una imagen descalzo que marcó un hito en la promoción política durante una tragedia, mientras que en otro, es la constante verlo en short, bailando, abrazando a sus perros, comiendo, siendo igual que uno, igual que otro… ¿haciendo campaña? Es posible, pero mal se vería un político no siendo político, porque esto lo vemos en priístas, quizás más leve en panistas; y en algunos morenistas como de Movimiento Ciudadano, aprendiendo a hacerlo… eso sí, para eso, hay que tener estilo, como lo tuvo en su momento el Tío Fide, como lo hace en estos días Gómez Cazarín… Insisto, estilos distintos y distantes, pero nada que ver el uno con el otro…
Lo que sí queda en claro es que Juan Javier Gómez Cazarín es como el América… querido por muchos y odiado por otros… ambos extremos tendrán sus razones. Pronta recuperación para El Carón y Eli Cervantes.
EL VERDE SIENDO EL VERDE
El Verde siendo el Verde… esa broma de ver al partido clorado como solista este 2024, quedó en eso, en una buena broma del Güero Velasco que igual repercute en el Cisne, Alberto Silva, porque sólo fue un petardo su “destape”…
Seguiremos viendo al Verde en su papel de rémora política, que le queda bien, que le sienta bien, y que le permite vivir bien…
Luego entonces, de aquí al 2024, las opciones se reducen para el ciudadano, que de no ser por Movimiento Ciudadano, hablaríamos de una elección de dos.
No dudo que entre los simpatizantes del PVEM haya por allí algún garbanzo de libra que realmente crea en la ideología que supone el partido ambientalista, de la que nada se oye en Veracruz, ni en pro de la ecología ni menos de la fauna, por reducirlo en ese campo… y si no se escuchan discursos, menos se les ve acción, más que la de hacerle al cuento.