El Estado Moderno encuentra la justificación de su existencia en la atención a problemas de la comunidad imposibles de ser resueltos por los individuos que la integran porque superan sus alcances socioeconómicos. En la base fundamental de la creación del Estado se encuentra la obligación de atender prioritariamente asuntos relativos a la Educación, a la Salud y a la Seguridad pública; está por demás argumentar que la omisión en atender alguno de esos importantes expedientes deriva en un Estado fallido. No es el caso del Estado Mexicano porque con todo y sus deficiencias, la desigualdad social y los extremos económicos en que vive la población, en materia de Salud, condición sine qua non para la tranquilidad social, ha creado 13 Institutos Nacionales de Salud a la altura de las mejores del planeta, tal cual son los Institutos de: Cardiología, Nutrición, Cancerología, enfermedades de las vías respiratorias, Pediatría, Geriatría, Neurología, Medicina Genómica, Rehabilitación, Salud Pública, Psiquiatría, Perinatología, Hospital Infantil de México. Se cuenta además con Instituciones de Seguridad Social como el IMSS y el ISSSTE, además de un Sistema de Salud integrado por cientos de hospitales y Centros de Salud para atender a la población carente del beneficio de la Seguridad Social. Por supuesto, sería erróneo afirmar que funcionan a la perfección porque son innegables las graves deficiencias operativas, el desabasto de medicinas e insumos médicos, amén de equipo médico con mantenimiento muy diferido. El ISSSTE y el IMSS contribuyen en gran medida a resolver problemas de salud de su población asegurada, lamentablemente la demanda ha superado su capacidad de respuesta. Se suma a ese esfuerzo el diseño e implementación de múltiples programas sociales de cuya evolución hemos sido testigos, algunos de ellos solo han cambiado de nombre y otros han desaparecido, como el Seguro popular, que fue un eficaz mecanismo de financiamiento para cubrir los gastos catastróficos de enfermedades de alto impacto. Con este largo exordio pretendemos apoyar la narrativa sobre una jornada realizada en el DIF estatal. Ayer, cientos de veracruzanos de escasos recursos, provenientes de diversas localidades de la entidad, trasladados en vehículos de los DIF municipales atiborraron los amplios espacios del edificio que alberga al Sistema Nacional Para el Desarrollo Integral de la Familia en Xalapa. Previamente, en el mes de diciembre habían acudido al Criver donde les hicieron el diagnóstico relativo a su capacidad auditiva, tomaron modelo de la oreja de cada quien con el propósito de más tarde hacerles entrega de un aparato (prótesis) de auxilio a su menguada recepción auditiva. Todos ellos fueron citados en el DIF estatal el día de ayer para recibir y calibrar su respectivo aparato para uso individualizado. ¿Cuántos de los allí presentes hubieran permanecido con su discapacidad auditiva por falta de recurso económico para atenderse? La respuesta ha sido el programa social diseñado para esos casos. Una jornada como la de ayer en el DIF se repite cuando se hace entrega de prótesis para auxiliar la capacidad motora, o la de una extremidad superior, o anteojos, etc. He allí una muestra que justifica ampliamente la existencia del Estado y de su brazo administrativo, el gobierno.