Lo he dicho y lo he repetido hasta el cansancio: uno de los graves problemas de las escuelas de comunicación, es que no enseñan a sus alumnos a escribir correctamente.
Eso sí, los atiborran de teorías de la comunicación, les mal enseñan temas de semiología (a la que llaman rimbombantemente semiótica), les hablan de corrientes y escuelas de información, ¡y no les dan una sola clase decente de ortografía, sintaxis y prosodia!
El arcano en las facultades de periodismo es la gramática castellana.
Los noveles reporteros egresan de las facultades de periodismo creyendo que saben, que han sido bien preparados, y se estrellan en las mesas de redacción cuando les piden un texto más o menos bien escrito.
En mi experiencia, me he encontrado con un sinnúmero de aspirantes a una plaza en un periódico que me muestran su título de licenciatura y hasta algunos de maestría y de doctorado, y sin faltar me salen con la cantaleta de que son buenos profesionales, muy preparados en el conocimiento académico pero, me dicen, “eso de escribir no se me da mucho; de ahí en fuera, lo sé todo”.
A ellos y a los que siguen egresando con tales deficiencias formativas los trato de convencer de que la herramienta esencial de la comunicación es, viva Perogrullo, el lenguaje, y que deben dominarlo a la perfección: el hablado y el escrito.
Y como los reporteros nuevos y muchos de los viejos no dominan los secretos del idioma, pues se la pasan cometiendo errores que son replicados por sus otros ignorantes colegas. Por tal razón, se presentan constantemente yerros lingüísticos que deben ser atacados con firmeza, a riesgo de que se conviertan en costumbre.
Uno que he visto desde hace algún tiempo es la colocación de una coma innecesaria y errónea entre el sujeto y el predicado (pueden preguntarle a un buen profesor de cuarto de primaria qué son esos elementos).
Los reporteros que escriben sin pensar, ponen frases como: “El Gobernador de Veracruz, declaró que todo va bien en el estado”, o “Eric Cisneros Burgos, comentó que él no ha cometido ningún delito electoral”. Esas comas entre “Veracruz” y “declaró”, y entre “Burgos” y “comentó”, sobran total y completamente, si me perdonan el pleonasmo enfático.
Viene esa costumbre del desconocimiento de la estructura de la oración y de la aposición. Esta última es un modificador del núcleo del sujeto (otra vez a consultar al profe) que tiene el mismo valor que el sujeto, y va entre comas: “El Gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, declaró que todo va bien en el estado”, o “El Secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, comentó que él no ha cometido ningún delito electoral”. Los desconocedores escribientes de boletines se quedan con la coma segunda de la aposición y la escriben sin misericordia alguna para la sintaxis. Y como lo hacen todos los días, han llegado a creer que es lo correcto.
Redactar oraciones con esa coma es como si pusiéramos: “El niño, canta muy bien” o “Yo, estudio todos los días”.
Sí, compañeros, esa coma sobra, y hay que evitarla siempre. No sean así.