De las famosas “conferencias magistrales” que se inventaron los morenos estamos hablando.
Alegremente y sin tener la menor idea, como es la divisa de su secta, los operadores políticos de la Cuatroté se pusieron a organizar eventos masivos, llenos con acarreados de entre la empleomanía oficial y alumnos de escuelas preparatorias, armaron sus entarimados, conectaron sus micrófonos, colocaron sus atriles y atrás de ellos pusieron a sus pre-pre-precandidatos para que farfullaran lo que se les ocurriera o mal leyeran lo que les habían también mal escrito, y a alguno de sus sesudos asesores (expertos en puntos de vista) se le ocurrió llamar a esos engendros de evento: “conferencias magistrales”.
Obvio, esas concentraciones que tanta molestia le causan a los obligados a asistir no cumplen para nada con la mínima exigencia de ese tipo de ceremonias.
Una conferencia magistral “es una presentación o charla impartida por un experto reconocido en un campo específico. También se conoce como conferencia plenaria o conferencia principal. Durante una conferencia magistral, el conferencista comparte sus conocimientos y experiencia sobre un tema en particular con una audiencia que generalmente está compuesta por estudiantes, académicos, profesionales u otras personas interesadas en el tema.”
Ven, ¡nada que ver con los discursos farfullados sobre temas anodinos!
Las conferencias magistrales “suelen ser eventos importantes dentro de conferencias, congresos o simposios, y se programan para aportar una visión amplia y enriquecedora sobre un tema relevante. El conferencista es una autoridad reconocida en el campo y puede presentar investigaciones, teorías, avances tecnológicos o conceptos innovadores. Además, puede compartir experiencias personales, análisis profundos o reflexiones sobre el tema.”
Y más: “Esas conferencias suelen ser una oportunidad para que la audiencia aprenda de los expertos, obtenga información actualizada y se inspire en nuevas ideas. También pueden ser un espacio para plantear preguntas y participar en debates. Las conferencias magistrales tienen como objetivo transmitir conocimientos y generar un intercambio de ideas en un formato formal y estructurado.”
Por eso me da tanta risa, por decir algo, cuando veo balbucear a las y los morenistas que no se atreven a exhortar a una muchedumbre, a hablarle de frente al pueblo congregado, a encabezar un mitin propiamente dicho.
Hay una razón adicional a su falta de capacidad por la que no hacen concentraciones populares y se plantan frente a ellas: tienen pavor de hacerle sombra -¡ni dios lo quiera!- al Patriarca, al Mesías, tan dado a agarrar el micrófono y no soltarlo aunque esté frente el Presidente de los Estados Unidos y el Primer Ministro de Canadá (qué pena con ellos).
Pero mañana le seguimos…