Cuando en 2019 se invitó a cuatro empresas para licitar la construcción de una refinería en Dos Bocas los interesados rehuyeron a participar arguyendo que no se podía construir una refinería con las especificaciones del caso en el tiempo y costo estipulado, tres años y 8 mil millones de dólares. En enero de 2022, año en el que según las autoridades se iba a inaugurar la referida refinería, la Secretaria de Energía y Minas, Rocío Nahle, declaró: “Dos Bocas se construye en tiempo récord… en el mundo las opiniones son muy positivas. (Aunque) hay notas especulativas, alarmistas y tendenciosas en algunos medios nacionales…», aludía al reporte de Bloomberg asegurando que era difícil que esa refinería entrara en funcionamiento en julio de ese año y calculaba ya un costo de 12 mil millones de dólares; la calificadora Moody’s acompañaba al diagnóstico de Bloomberg y calculaba el costo entre 10.000 y 12.000 millones de dólares. La ingeniera Nahle, fiel a la retórica vigente lo atribuyó a “quienes difunden y producen dichas notas, (pues) buscan ante todo denostar a nuestra empresa nacional petrolera y al Estado mexicano». Pero la realidad demostraba sus datos duros: la refinería proyectada para procesar 340 mil barriles diarios no estaría lista para el día de su inauguración, el 1 de julio de 2022. Por tal motivo se alteraba el anuncio formulado por el presidente López Obrador acerca de que en 2023 Pemex dejaría de exportar petróleo pues los dedicaría a procesar 2 millones de barriles diarios de gasolina para consumo interno, sumada la producción de las seis refinerías ya existentes (en Minatitlán, Madero, Salamanca, Tula, Cadereyta, y Salina Cruz) y de la reciente adquisición Dear Park ubicada en Houston, Texas, así de alcanzaría la autosuficiencia energética. (Por cierto, en enero de 2022 el gobierno adquirió el 50% de Dear Park en 600 millones de dólares, más una deuda de casi mil millones de dólares que Pemex asume, esa refinería tiene capacidad para refinar 340 mil barriles de petróleo al día, la misma de Dos Bocas pero a un costo ocho veces menor, por lo menos). El 12 de abril de 2022, al celebrar los primeros cien días de su cuarto año de gobierno, AMLO expresó: “En julio entrará en operaciones la nueva refinería de Dos Bocas, la refinería Olmeca de Paraíso, Tabasco, ¿verdad, Rocío?”, la respuesta fue afirmativa; el presidente agregó que con la terminación de la coquizadora de Tula en 2023 “seremos autosuficientes en gasolina, diésel y turbosina”. Todavía el 1 de mayo de 2022, en la conmemoración del 1 de mayo por el Día del Trabajo, se realizó un evento en las instalaciones de Dos Bocas, allí el mandatario insistió: “Ahora vamos a procesar toda nuestra materia prima, el año próximo (2023) ya vamos a dejar de comprar la gasolina en el extranjero, vamos a ser autosuficientes”, aunque el siguiente 26 de junio, ya más enterado por la realidad el presidente debió reconocer que el 1 de julio se inauguraría solo la fase de prueba de la refinería de Dos Bocas; mientras en entrevista con Sergio Sarmiento de El Heraldo Rocío Nahle señalaba que ya estaba “la primera etapa constructiva”. Porque obviamente aún no podría echarse andar una refinería a la que aún le faltaba, entre otros, el permiso de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para generar electricidad, conseguido por Pemex (E/2268/GEN/2022) para la central de generación eléctrica de esa refinería. Pero, una vez más, el 23 de diciembre pasado el presidente aseguró que el 1 de julio de 2023 Dos Bocas “comenzará a procesar 170 mil barriles diarios de petróleo crudo y el 15 de septiembre el doble”, confirmado por la Secretaria Rocío Nahle en la mañanera del 16 de marzo pasado. Entonces, ¿el próximo domingo Dos Bocas empezará a refinar? La respuesta corre a cargo de Rocío Nahle, cuyo tiempo y circunstancia señalan el camino hacia Veracruz. O, como dijera el gallego, si no, no.