Con la definición del método y los tiempos de la Alianza Va por México para la elección de su candidato presidencial, Morena y López Obrador —que ayer reaccionaron inquietos por el madruguete que prepara la oposición en su candidatura al 2024— ya no tendrán el campo libre ni todos los reflectores mediáticos para las campañas anticipadas de sus “corcholatas” presidenciales.
Con los tiempos definidos por el ahora llamado Frente Amplio por México, que propone un método híbrido con encuestas y voto abierto de la población en una elección primaria, la contienda por la Presidencia se tornará más cerrada y anticipada, pues un año antes de la elección, las campañas tanto del oficialismo, como de la oposición inundarán a los mexicanos y servirán como distractores para dejar de lado los problemas y necesidades más apremiantes de los mexicanos.
Y es que, salvo Movimiento Ciudadano, que sigue aún sin definir su método y sus tiempos para la sucesión presidencial, el resto de las fuerzas políticas ya se vuelcan de lleno en las elecciones del próximo año con lo que las agendas legislativas y las posibilidades de acuerdos y entendimientos en el Congreso, prácticamente se eliminan mandando los muchos y urgentes pendientes legislativos prácticamente hasta la próxima legislatura del Congreso de la Unión que iniciará el 1 de septiembre de 2024.
El caso de MC contrasta notablemente con las premuras y la efervescencia sucesoria en la que ya están metidos Morena y los partidos aliancistas o frentistas, el PRI, PAN y PRD. Y es que la estrategia de Dante Delgado parece ser la de esperar no sólo a los tiempos legales y constitucionales del proceso electoral federal, que comienzan en septiembre próximo y en noviembre para los candidatos presidenciales, sino además todo indica que el líder y fundador emecista está a la espera de ver qué pasa y cómo terminan los complicados procesos internos tanto de las “corcholatas” morenistas, como de los aliancistas. Tal parece que MC y Dante esperarían para ver si, de alguna fractura o desprendimiento, sobre todo de Morena y particularmente de Marcelo Ebrard, les puede llegar un candidato de último momento.
Y mientras el ahora nombrado Frente Amplio por México (antes Va Por México) logró ayer sacudirse la imagen de una oposición aletargada y dormida para ponerse en marcha, aunque no tengan aún a un candidato o candidata fuertes, en Morena el proceso interno empieza a sacar chispas entre las “corcholatas”, apenas en la primera semana de contienda. Ayer fueron dos hechos los que mostraron qué tan fuerte está la tensión y los golpeteos internos entre los aspirantes morenistas.
Por un lado, Marcelo Ebrard declaró ayer que no está conforme con los grandes mítines y eventos que están realizando «algunos de los compañeros», porque los consideró costosos y que «con un solo mitin rebasan los 5 millones de pesos que nos autorizó el partido». Y aunque no dijo nombres ni personalizó sus cuestionamientos, el excanciller pareció aludir al tipo de eventos que están teniendo Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, al comentar que parecen mítines de la época del PRI.
«Dice ‘no derroche de recursos’ y esos eventos son derroche de dinero. Y ya la gente está viendo cada tipo de campaña, tiene un costo, cuando haces algo que es tan evidente», advirtió Ebrard, quien anunció que su colaboradora de campaña, la senadora Malú Micher, está contabilizando el costo de todos los eventos de los aspirantes morenistas y presentará un informe al CEN de Morena para exhibir los gastos de todos los precandidatos.
Pero lo más fuerte ayer en la contienda de Morena fue la filtración de fotografías en redes sociales en las que aparece la familia de la diputada federal de Morena, Andrea Chávez, presuntamente viajando en aviones militares que le habrían sido facilitados, según denunciaron en varias cuentas de Twitter, por Adán Augusto López cuando era secretario de Gobernación. Anoche la diputada, que ha mostrado una enorme cercanía personal con el precandidato al que acompaña a todos lados, había contestado en su cuenta de Twitter acusando solo una «campaña de los conservadores», pero sin dar mayor explicación y del lado de Adán Augusto no habían fijado hasta anoche una posición ante los señalamientos en redes.
Y quién sabe si usted crea en las casualidades, pero anoche mismo en una de las plazas comerciales más lujosas y exclusivas de la Ciudad de México, en la zona de Polanco, apareció un grupo de asaltantes que, armados con mazos, atacaron violentamente una tienda de joyería fina. El video de los hombres rompiendo a mazazos los aparadores del lujoso establecimiento, a la vista de todo mundo, dejaba muy mal parado el discurso de la mejora en seguridad que presumió antes de renunciar a su cargo la exjefa de Gobierno.
Por lo pronto, quedan claras varias cosas en la sucesión adelantadísima y atípica que estamos presenciando los mexicanos: primero, que los opositores de López Obrador empiezan a dar señales de vida con su proceso mixto de elección de candidato, pero aunque ya tienen muy claros el método y los tiempos, lo que aún no muestran es un candidato o candidata a la que se le vean tamaños para enfrentar al partido de Estado de López Obrador. Segundo, que para Morena las cosas no van a ser nada fáciles en su enconado proceso interno y por más discursos y llamados a la unidad del presidente, a las tensiones y pleitos entre Sheinbaum y Ebrard, ahora se suma el golpeteo a Adán Augusto, al que ya empiezan a ver como rival las dos “corcholatas” punteras. Y tercero, que mientras ya todos los demás partidos corren, vuelan y se aceleran en la lucha presidencial, MC y Dante Delgado están jugando, literalmente, a las caíditas para esperar un candidato.
En medio de todo ese ambiente político tenso, acelerado y abigarrado, donde abundan los discursos, las promesas y la demagogia de quienes aspiran a mantener el poder o a volver a conquistarlo, estamos el resto de los mexicanos, más preocupados por completar la quincena, pagar los créditos y tarjetas, comprar alimentos y medicamentos y cuidarnos de que no nos toque un asalto, una balacera o de plano un levantón. A todos esos mexicanos ocupados y preocupados por sobrevivir, las promesas y discursos huecos no les dicen nada; ni a los que ya votaron por el PRI, por el PAN, por López Obrador y hoy se dicen decepcionados y confundidos; o los jóvenes (40 millones) que votarán por primera vez en 2024 y que detestan al pasado corrupto del priismo y la ineptitud del panismo, pero tampoco les convence la «transformación» de un país al que ven cada vez más inseguro, violento y deteriorado. Demasiados candidatos y muy pocas opciones.
Los dados repiten Escalera. A pesar de todo subimos.