Los actuales son tiempos de reconfiguración de fuerzas políticas, circunstancia que lleve inherente la necesidad de definirse a cada una de las fuerzas políticas organizadas de este país, en vías de participar en la elección de 2024. Obviamente, MORENA, el Verde y el Pt están perfectamente definidos en la órbita del proyecto de la CuartaT; la misma condición, pero en el lado opuesto vale para el PRD, el PAN y el PRI, aunque como suele tejer sus componendas su dirigente nacional nada está al 100% seguro, aunque por ahora forma parte del bloque oposicionista. La incógnita sigue siendo el partido Movimiento Ciudadano, que ahora mismo transita por una crisis interna de la cual nadie conoce su epilogo, si amanecerá fortalecido o resultará menguado tras la confrontación de sus líderes relativas a la estrategia a seguir, si es la postura “aislacionista” a la que hace referencia Enrique Alfaro, o se presume, como dice el gobernador de Nuevo León, de ser “la segunda” fuerza política del país en un arranque de obnubilada suficiencia.
Según es posible advertir, Movimiento Ciudadano está aplicando similar estrategia a la que siguió el PRD después de la elección de 1988, resistirse a negociar con el PRI esperando su desvanecimiento como fuerza política para tomar su lugar, lo cual nunca sucedió y rectificar a partir de 1994 cuando el PRD tuvo un nuevo dirigente nacional, Porfirio Muñoz Ledo, que sí accedió a negociar obteniendo con ellos las reformas electorales de 1994 y de 1996 que condujeron a que el PRD ganará el gobierno de la CDMX. Pero el PRI siguió en plena vigencia. Ahora, muy ufano, en el Congreso Nacional de MC el gobernador de NL, Samuel García, presume que su partido es la segunda fuerza electoral, pese a que los resultados de la pasada elección de 2021, demuestran un MC arrinconado en un pírrico 5 y 6 por ciento de la cuota electoral. Pero, como de definiciones se trata, en el fondo está la candidatura al gobierno de Jalisco, y en ese estira y afloja, Dante y Alfaro tienen sus respectivos precandidatos, aunque ni duda cabe que la ventaja la lleva el gobernador Alfaro, porque, o MC acepta jugar su carta, o esta carta estará apta para ser jugada por el Frente Amplio. Porque, es lógico, en el caso de Jalisco ¿quién tiene la estructura para participar con éxito en la elección sucesoria Alfaro, el gobernador, o Dante, el dirigente nacional? La respuesta es obvia: Alfaro.
Dante Delgado es un político hábil, ha transitado por muchas crisis, superadas todas, desde su frustrada aspiración de ser candidato priista a la alcaldía de Córdoba en 1979 hasta la derrota cuando aspiró al gobierno veracruzano en 2010; sin embargo, desde el presidio en 1997 impulsó la candidatura de los alcaldes triunfantes de Córdoba y Xalapa, después fundó Convergencia para la Democracia y ahora lidera MC, así debe entenderse su resolución de hacer del partido de su creación una fuerza competitiva, sin embargo, conforme están alineadas las circunstancias estas no están en las coordenadas del proyecto dantista. Y mientras MC no define su camino a seguir, en la opinión pública seguirá latente la incógnita: ¿es MC realmente una fuerza opositora? ¿Quién lo sabe? El tiempo lo develará.