jueves, noviembre 21, 2024

El problema de fondo con los nuevos libros de texto gratuitos

Raúl Arias Lovillo

Son muchos los problemas que se han detectado en los nuevos Libros de Texto Gratuitos (LTG). Aquí solo vamos a destacar cómo la orientación ideológica en su elaboración, su carácter anticientífico y los innumerables errores ortográficos, pedagógicos y de diseño contribuyen a abrir de manera muy importante la brecha entre ricos y pobres.

Empecemos por recordar que en los últimos años se ha documentado de manera muy amplia que las tecnologías digitales están cambiando profundamente nuestro estilo de vida. Los avances en la inteligencia artificial muestran de manera muy clara que hemos entrado en una nueva era de la humanidad.

Con la inteligencia artificial no sólo la mayoría de las dimensiones de la inteligencia humana son objeto de análisis y reconstrucciones racionales con máquinas, sino que además éstas traspasan nuestras facultades cognitivas en la mayoría de los terrenos.

En términos generales todas las ciencias experimentan una ruptura epistemológica importante con los experimentos denominados in silico, porque estos se efectúan a partir de cantidades masivas de datos (big data) utilizando procesadores potentes que permiten simulaciones infinitas, en contraposición con los experimentos tradicionales in vivo, que se realizan con la materia viva, o in vitro, es decir, en probetas de vidrio. Las implicaciones para el desarrollo científico son obvias.

¿Por qué un gobierno cuya bandera inicial fue “primero los pobres” no puede detenerse a pensar en las implicaciones que esta revolución científica y tecnológica tiene en los sectores más pobres y marginados de México?

Se puede seguir discutiendo si los programas sociales del gobierno de Morena son regresivos o no, se puede conceder incluso que son progresivos pero para el año 2050 seguramente no se habrá reducido la pobreza en el país por esta vía.

Un gobierno inteligente buscaría alternativas a la de regalar el dinero. Por ejemplo sentar las bases para que México pudiese no solamente ser consumidor de tecnología sino también productor de tecnología en este etapa de nuestra historia. Para ello, indudablemente, tendría que empezar por transformar de manera muy importante la educación que se imparte a nuestros niños y a nuestros jóvenes. Y aquí tenemos, precisamente, el papel central que tendrían otros libros de texto gratuitos. La desaparición de asignaturas como matemáticas, lengua, física, química, biología etc., desvirtúa completamente la formación de los estudiantes.

Por ejemplo, al eliminar matemáticas se interrumpe la formación del pensamiento abstracto, fundamental para el desarrollo de nuestros futuros científicos y tecnólogos. El conocimiento matemático es envolvente, esto es, cada nuevo conocimiento supone un conocimiento anterior. Nadie resuelve ecuaciones de segundo grado sin saber álgebra, para aprender álgebra se necesita aritmética, etc. para formar ingenieros en robótica, inteligencia artificial, ciencia de datos, o científicos en cualquier otra área del conocimiento se requiere una formación sólida de matemáticas y de otras ciencias en los primeros años de educación básica. Desafortunadamente con los nuevos libros de texto quienes pierden por completo esta oportunidad son los estudiantes de las escuelas públicas, los de las escuelas particulares ya lo salvarán con otros libros de texto y con otros medios para salir adelante. Consecuentemente, la brecha entre ricos y pobres se seguirá ampliando. De la misma manera que en el futuro los mejores empleos y mejor pagados serán obtenidos por quienes hayan tenido una buena formación científica en la educación básica y en los grados subsecuentes frente a quién nunca tuvieron esa oportunidad.

Así, tendremos una verdadera catástrofe educativa cuyas consecuencias sólo se podrán ver en los próximos años si finalmente logran salir los nuevos LTG.  Por supuesto, se podría evitar este desastre si se convocaran a los mejores especialistas en todas las ciencias de nuestro país para enfrentar el desafío de diseñar los mejores libros de educación básica que requiere la niñez mexicana en el siglo XXI. Esto sería verdaderamente revolucionario en nuestros tiempos y no la recuperación del sueño trasnochado que subyace en el discurso “revolucionario” de quienes diseñaron y elaboraron los LTG. Paradójicamente, contrario a lo que persigue el gobierno de Morena, la justicia social y la reducción de la pobreza, la propuesta de reforma educativa en la que se inscriben los nuevos LTG tendrá resultados completamente opuestos, mayor pobreza y marginación social.

Desafortunadamente no podemos hacernos ilusiones de una marcha atrás, este gobierno ha dado innumerables muestras de su carácter anticientífico. Sus políticas públicas se basan en ocurrencias e improvisaciones, ha liquidado los fideicomisos de apoyo a la ciencia, ha golpeado a las universidades públicas y a instituciones independientes de investigación. En este camino, las universidades del bienestar y los LTG seguramente se ven como el broche de oro de su visión revolucionaria.

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