En mis viajes por la República, a menudo me encuentro con carteles y letreros de gente buscando a sus familiares. Agradecen cualquier información que pueda darse sobre el paradero de Fulanita o Zutanito. Publican las fotos de esas mujeres, hombres y hasta niños que se han esfumado como por arte de magia.
La desaparición me parece una de las situaciones más crueles que puede enfrentar una familia. Peor, creo, que el asesinato. En más de 111 mil hogares mexicanos se vive con la esperanza permanente de encontrar al pariente ausente. Conforme pasa el tiempo, es cada vez más evidente que muy probablemente estén muertos, pero no tienen cien por ciento de certeza que así sea.No puedo imaginarme el dolor de no contar con una tumba donde ir a depositar unas flores. No puedo pensar en algo más violento y, por tanto, insufrible para las familias.Hace unos días renunció Karla Quintana Osuna como titular de la CNB. De acuerdo a Proceso, la dimisión “tendría de fondo su inconformidad por la realización del censo para confirmar la consistencia del número de personas desaparecidas en el país, proceso del que fue marginada la institución y en el que se incluyó a personal de la Secretaría del Bienestar”.Efectivamente, el gobierno federal, por medio de las secretarías de Seguridad y Protección Ciudadana y de Bienestar, junto con los gobiernos estatales, están llevando a cabo un nuevo registro de desaparecidos. Los llamados “servidores de la nación”, que reparten los programas sociales, están visitando los domicilios de los desaparecidos para ver si ya fueron localizados.No parece una mala idea. Sin embargo, no le corresponde a la Secretaría de Bienestar realizar estas labores. No obstante, ya sabemos que a este gobierno le valen un pepino las formalidades legales. Aquí no importan los cargos, sino los encargos y el presidente López Obrador ya le encargó esta labor a la secretaria Ariadna Montiel.Por otra parte, de acuerdo a fuentes consultadas por Proceso, el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, le habría encargado a la comisionada Quintana “que buscara ‘la manera’ de reducir el número de reportes de desaparición, porque el Presidente sostiene que están ‘inflados’ los números del RNPDNO”.“Ante la negativa de Quintana para aceptar modificar el Registro sin elementos contundentes de prueba, Encinas le habría pedido entonces la renuncia; Karla Quintana le habría solicitado a su vez que se lo pidiera por escrito, en un texto que incluyera la explicación de que ella no había aceptado realizar los cambios solicitados desde la Presidencia”.Vino un estira y afloja entre Encinas y Quintana que, al cabo de dos meses, finalmente renunció.¿Estamos frente a un proceso de corrección del RNPDNO o de un vil maquillaje de cifras que le molestan al jefe del Ejecutivo federal?Esperemos el nuevo censo que se está levantando para ver su calidad.Durante el sexenio de Calderón, después de la declaración de la guerra en contra del crimen organizado, se aceleraron el número de desaparecidos. Esto ocurrió hace más de una década. Y aquí estamos en una discusión sobre las cifras cuando el gobierno debería estar buscando un mecanismo para detener la desaparición de un promedio de 25 mexicanos por día.El Estado debe invertir más recursos con el fin de encontrar a los desaparecidos. Pero también para evitar que siga creciendo el macabro número, muchas de ellas jóvenes que acaban en la trata de blancas y jóvenes que se convierten en sicarios. Y ni hablar de todos los desaparecidos porque autoridades del propio Estado los ejecutaron extrajudicialmente.