Soy de los que cree, y estoy convencido, que si el gobierno del estado hubiera encargado desde un principio al presidente municipal Ricardo Ahued que cabildeara con tiempo con los vecinos de la avenida Lázaro Cárdenas y ambientalistas sobre las obras para construir el llamado Paso Superior Vehicular (PSV), la construcción estaría avanzando a buen ritmo.
Hasta donde tengo conocimiento, el PSV lo proyectó el gobierno estatal a través de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), que, como en los viejos tiempos del PRI, diseñó la construcción sobre el escritorio, de la forma más burocrática posible, en forma vertical, sin la asesoría de especialistas en medio ambiente, y las consecuencias las están pagando.
Desde principios de la segunda quincena de julio, ambientalistas ya habían expresado su preocupación por el derribo de 64 árboles que iban a hacer, incluso se manifestaron en la avenida Lázaro Cárdenas, pero nadie de la SIOP ni de alguna otra dependencia del gobierno se presentó a atenderlos y escucharlos, como ya es costumbre en el gobierno cuitlahuista.
La inconformidad en forma de protesta estalló cuando en las primeras horas y la madrugada del martes 18 de julio el gobierno procedió al derribo de por lo menos la mitad de los árboles, sin consideración alguna, y desde entonces los ambientalistas se instalaron sobre el camellón para tratar de impedir que arrasen con los que quedan, esto es, la obra tiene ya una quincena parada y no se tienen visos de solución.
Ambientalistas dan un primer paso de solución
Pero por fin, ayer se dio un primer paso que podría llevar a un acuerdo, cuando los ambientalistas, a través del presidente de “Resistencia Ciudadana Xalapeña”, Ricardo Alarcón, presentaron al alcalde Ahued la solicitud para que se realice un plebiscito al tiempo que acusaron que hay “autoritarismo” por parte del gobierno del estado.
Fue un buen paso, pero lo mejor –a mi juicio– fue la actitud abierta y receptiva del presidente municipal, quien los recibió, los atendió, los escuchó y ofreció atender su solicitud, además de que les dejó las puertas abiertas para continuar dialogando y tratar de llegar a un acuerdo.
Dijo algo que no tiene desperdicio: “Me parece que son tiempos de tratar de ser solidarios por el bien general, son tiempos de escuchar, aunque no acordemos. Pero siempre es importante que miremos por el diálogo”, lo que me llevó a recordar que en los tiempos de los gobiernos del PRI mucha gente en forma resignada quería que por lo menos se le escuchara, aunque no se le resolviera nada. El ciudadano, aquí si el pueblo bueno, es tan noble y aguantador hasta el estoicismo que se conforma (aunque cada vez menos) conque su autoridad lo escuche, tan maltratado ha sido.
Esa es, ahí está la clave de todo. Si algo caracteriza al gobierno de Cuitláhuac García es que está alejado del pueblo que lo llevó al poder, que pone oídos sordos a sus reclamos y protestas y siempre sale con justificaciones que nadie cree, actúa en forma vertical y autoritaria, impone por la fuerza y no abre las puertas a nadie ni practica el diálogo que puede llevar al convencimiento y al acuerdo.
Son tiempos de escuchar, aunque no acordemos, dijo el alcalde. Creo que escuchar es el principio de todo acuerdo. No puede haber acuerdo con oídos sordos, con una sola voz cantante. Todo acuerdo es de dos y se inicia a partir de que una parte escuche a la otra, y viceversa. En política no hay nada que no se resuelva con diálogo y el diálogo es negociación. No se trata de que alguna de las partes pierda, sino de que los dos contendientes salgan ganando y, como en el caso que nos ocupa, que toda la ciudad, su población, ganen también. Es posible.
En realidad, no me extraña que el munícipe haya recibido a los inconformes. No porque una de las principales características de su administración es que trabaja siempre con puertas abiertas para todos e incluso facilita el diálogo, porque por lo menos una vez a la semana lo dedica a dar audiencias y a atender a todas las comisiones de vecinos que se presentan a plantearle alguna preocupación, alguna carencia, algún problema, alguna petición y, que se sepa, hasta ahora nadie ha salido con una respuesta negativa.
A principios del mes pasado, por casualidad me tocó ver cómo, por un uso y costumbre de conceder dos días de asueto a los trabajadores del ayuntamiento con motivo del carnaval de Veracruz, estando las puertas del palacio municipal cerradas, cuando le informaron al presidente municipal que había afuera mucha gente que no estaba enterada de la medida y que había ido a audiencia para ser escuchada, en ese momento pidió que abrieran las puertas y dejaran pasar a todos para atenderlos.
Creo que eso fue lo que animó a los ambientalistas a ir a buscarlo, con lo que, además, le mostraron confianza, y el primer diálogo ya se dio. Ni para que el secretario de Gobierno Eric Cisneros lo acuse que los anda grillando. Solo cumplió con su deber y con el compromiso que tiene con sus representados. Pienso que si el gobierno del estado le da su apoyo para que negocie algún acuerdo, el problema se resolverá.
Tienen razón los vecinos, terceros afectados
En plenas vacaciones, me llamó la atención lo que interpreté como un angustioso llamado de los vecinos del tramo en disputa, frente a la plaza Urban Center, que son los terceros en discordia a los que, creo, nadie ha tomado en cuenta ni pensado en ellos cuando son los principales afectados. Me dije que había que ponerse en su lugar para tratar de entenderlos.
En el portal alcalorpolitico.com leí que pedían que se buscara una solución y no se suspendiera la obra, que consideran necesaria y benéfica. Al pedir que se pensara en ellos, dijeron que a diario sufren las consecuencias de la saturación vehicular que hay en la avenida y que les afecta en su salud, por la grave contaminación que se origina por las emisiones de gases de los vehículos, por el ruido que generan, por el calentamiento de los motores, por el estrés que les causa y por la pérdida de tiempo que les trae poder salir a realizar sus actividades diarias, como ir a sus centros de trabajo o llevar a sus hijos a la escuela.
No les falta razón. Dijeron que, en efecto, había sido un error iniciar los trabajos sin dialogar previamente con ellos, pero que era tiempo de que se corrigiera llamando a las partes enfrentadas para buscar un acuerdo. Dieron también un argumento que, creo, se debe tomar en cuenta: que se escuchara a especialistas, “pues estudios serios pueden demostrar que al final es peor la contaminación que genera la carga vehicular sobre la avenida, que se aliviaría con el Paso Superior Vehicular, que la poda de árboles que se hizo y que falta por hacer”.
Es algo que se debe considerar y evaluar. El diálogo entre el alcalde Ahued y los ambientalistas puede llevar a una solución. Ojalá y lo logren, por el bien de los vecinos afectados, pero también de la ciudad en general.
Acto con más de 10 mil (¿sin acarreados?) de Adán Augusto, en Chiapas
Adán Augusto López presumió ayer en sus cuentas de las redes sociales que a la “asamblea informativa” que encabezó ayer en Tapachula, Chiapas, asistieron “más de 10,000 compañeras y compañeros.
Por las imágenes que subió, en efecto, se ve mucha gente en un gran domo, una especie de auditorio circular, y la pregunta obligada es si los miles asistieron por su voluntad o si en su caso también el gobierno de Chiapas los llevó de acarreados.
Hasta donde he visto, ni Claudia Sheinbaum ni Marcelo Ebrard han tenido un acto tan concurrido y a ver si no el tabasqueño da la sorpresa en el mes que falta de campaña. Las imágenes son testimonio fiel de que no se le puede dar por muerto y de que, como decía el legendario cronista de beisbol Buck Canel: “No se vayan que esto se pone bueno”, o lo que decía el también legendario cátcher Yogi Berra, “esto no se acaba hasta que se acaba”.