miércoles, diciembre 25, 2024

Nueve años de funesta niebla

Ya no sé qué creer y a quién creerle.

La nueva información es escandalosa. Resulta que el gobierno actual, como el pasado, decidió manipular la investigación para presuntamente proteger al Ejército. Sí, López Obrador igual que Peña.

Me refiero al artículo de John Gibler en Quinto Elemento Lab.

El fiscal general de la República nombró a Omar Gómez Trejo como fiscal para investigar el caso Ayotzinapa este sexenio. Sus pesquisas iban viento en popa con la ayuda del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

Habían logrado vincular a 20 militares con la desaparición de los estudiantes hace nueve años. Cuenta Gómez Trejo: “El general Rafael Hernández Nieto, el coronel José Rodríguez Pérez —actualmente general— el capitán José Martínez Crespo, y los 17 soldados de inteligencia y de la tropa que salieron a patrullar esa noche […] Ellos sabían que estaban desapareciendo a los chavos y cuando las autoridades saben de una desaparición forzada y no hacen nada para detenerla, y luego mienten para ocultarla, entonces participan en el delito”.

El 15 de agosto de 2022, en vísperas que se cumplieran ocho años de la desaparición, el Presidente desayunó con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López; el presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, y el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, para discutir el caso Ayotzinapa. Al parecer, ahí se tomó la decisión de qué hacer para darle carpetazo a este asunto. Y el que salió volando fue Gómez Trejo y su investigación.

Al regresar de un viaje a Israel, donde había ido a convencer a las autoridades de ese país que entregaran a Tomás Zerón (pieza clave para comprobar cómo el gobierno de Peña habría inventado la llamada “verdad histórica” del procurador Murillo Karam), el fiscal Gertz Manero lo instruyó a no investigar más; le informó, además, que le mandaría una auditoria sobre sus pesquisas.

Poco a poco, los auditores fueron haciéndose cargo de la investigación. Según Ángela Buitrago, del GIEI, los funcionarios enviados por Gertz tenían “un interés muy particular: las órdenes de aprehensión contra militares y otros oficiales”.

En algún momento, anunciaron su verdadera intención: cancelar dichas órdenes.

Cuenta Gómez Trejo: “Yo me voy a Israel. Salen las órdenes de aprehensión y después, cuando regreso, no tengo policía, no puedo seguir investigando, me van a hacer una auditoría y todo eso. Y hay un equipo por otro lado que está queriendo cancelar las órdenes de aprehensión. Y ahí el fiscal dice: ‘Usted ya no se mueva, usted ya no haga nada’. Ahí quedé paralizado”.

El fiscal le pregunta a Encinas qué está pasando. Éste le responde: “Es porque judicializaste a militares […] te excediste en cuanto al número de militares”.

Gómez Trejo entendió que ya lo habían marginado. La Fiscalía cancela, entonces, 21 órdenes de aprehensión en contra de personal castrense. “Para mí era imposible seguir trabajando en esas condiciones”, confiesa Gómez Trejo, quien renuncia a su puesto.

El 29 de septiembre de 2022, en la mañanera, el Presidente menciona algo raro: “Buscaron reventar la investigación, hablando de más personas en el caso, por ejemplo, de los militares, responsabilizando a 20 cuando en la investigación son cinco”.

¿Quería Gómez Trejo reventar la investigación? ¿O más bien la decisión fue tomada en el famoso desayuno y sólo cinco militares serían procesados judicialmente?

La clave está precisamente en ese desayuno del 15 de agosto.

El propio López Obrador, al parecer, se refirió a este evento el 29 de septiembre: “Acordamos con la fiscalía y con el Poder Judicial que esto iba a requerir de la colaboración de las instituciones, […] que en un asunto tan importante teníamos que ayudarnos mutuamente. Entonces, cuando se tiene el informe, se le plantea al fiscal, aquí está el informe. Y queremos que se actúe”.

El Presidente, además, criticó a Gómez Trejo: “El reclamo del fiscal que sale es que no fue tomado en cuenta. Él trabajaba de común acuerdo con Alejandro Encinas. Yo daba por hecho que habían participado todos. Sí. Entonces, no les gustó que se actuara así. Ni le gustó el informe, al fiscal que estaba. Por eso planteó lo de su renuncia”.

Y remató: “Imagínense, si por años se habla de que ‘fue el Estado’, pues sí. ‘Y fue el Ejército’, pues sí, pero no la institución: son elementos”.

Un año después, el martes, López Obrador iría más allá: “No es culpar por culpar; no es nada más: ‘Fue el Estado y fue el Ejército’, y ya”.

Él, que como opositor, se la pasó diciendo que había sido el Estado y el Ejército. Pero ahora él es el Estado y el comandante del Ejército. Por eso, durante este sexenio, más que aclarar lo ocurrido, se ha dedicado a esparcir funesta niebla que no nos permite conocer la verdad. Igualito que Peña.

                X: @leozuckermann

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