martes, noviembre 5, 2024

Patrocinio: que otro cierre la puerta

Víctor Murguía

Si Arturo Bermúdez hubiera renunciado al cargo de secretario de Seguridad Pública cuando empezaron a arreciar las críticas a su trabajo probablemente habría evitado la cárcel y la espada que pende sobre él.

Pero se empeñó en seguir en el puesto que le daba poder. No quiso quedar como débil ante sus compañeros de gabinete, ni ante los grupos de la sociedad civil que lo acusaban de todo.

Y su jefe, el entonces gobernador Javier Duarte, tampoco le quiso pedir la renuncia pese a las denuncias y señalamientos. Primero me voy yo, llegó a responder Duarte ante las exigencias de la ciudadanía.

Ahora está el caso del secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, a quien entre otras cosas se le señala de represor y de varios males más que dañan a los veracruzanos.

¿Y cómo reacciona el funcionario ante esas críticas y los comentarios adversos del Presidente?: echado para adelante no solo permanece en el cargo sino que buscó ser el próximo gobernador.

En estos días, ante la enésima versión de que se va de la Secretaría de Gobierno, cambió un poco el discurso y declaró que no tiene escriturada esa oficina ni pretende eternizarse, pero que solo el Gobernador le puede pedir que se vaya.

Patrocinio reacciona así porque controla a una parte importante del gabinete, a la Fiscalía, a Seguridad Pública y al 90% de todos los alcaldes y diputados que hay en Veracruz, únicamente escapándosele algunos del sur y de la oposición.

Con ese control –que otros secretarios o subsecretarios de Gobierno ya han tenido- es que pretendió o pretende ser el sucesor de Cuitláhuac García.

Sin embargo, no están las condiciones para que sucede lo que tanto anhela. Están las condiciones para que se vaya del gabinete y, de acuerdo a las circunstancias del futuro mediato, se olviden de él y eso le favorezca.

Quienes han logrado una larga carrera en la política saben que es difícil llegar a un buen cargo en la administración pública…pero más difícil es cerrar la puerta de la oficina a la que se llegó. A Patrocinio, dada su actuación, le convendría dejar abierta la puerta de la Secretaría de Gobierno y que otro la cierre.

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